sábado, 27 de octubre de 2018

U N A B A L A C E R A I N N E C E S A R I A


           

                                    U N A   B A L A C E R A   I N N E C E S A R I A

Cuando Roberto abrió la puerta de su casa sintió el silencio como si mostraba la acción misteriosa de una inesperada celada, de allí su indecisión de penetrar en ella.  Pero debía salir, ir a la farmacia cercana a comprar la medicina para la madre que había pasado una noche atroz tosiendo constantemente.  Se sentía algo cansado pues escasamente pudo dormir atendiendo a su madre, sobándole el pecho pues pensaba que al hacerlo la ayudaría a superar la crisis.  En efecto, ella se calmaba un poco y pasaba cierto tiempo respirando normalmente pero luego volvía al ajetreo de la tos constante.  Lo mismo sucedía cuando tomaba un poco de agua.  –Es como si tuviera algo en la garganta que me pica y me obliga a toser para sacarlo de allí –le comentó al hijo con voz algo agónica.  El comprendió su sufrimiento y lamentó que nada podía hacer para auxiliarla.
--Cuando amanezca iré a la botica y le explicaré al encargado; tal vez él sepa de algo que te pueda aliviar.  Si es así, te lo traeré –fue su comentario consolador.
            Ahora se hallaba caminando sobre la acera de la calle hacia la farmacia más próxima en busca del medicamento.  Recordó que, durante la noche, mientras atendía a su madre, notó el agite acostumbrado de las calles del barrio: los disparos entre las bandas de malandros que se peleaban entre sí buscando el predominio en la zona.  En ocasiones la balacera se prolongaba y continuaba en la mañana (¿Qué hora era será? ¿Tal vez las seis y media o las siete? No lo sabía pues no usaba reloj pulsera).  El silencio que envolvía a la calle en ese momento de su desplazamiento lo exaltaba lo suficiente hasta sentirlo tétrico.
            Llegó a la esquina y mientras cruzaba la calle, empezó un tiroteo.  Él se desesperó al sentir que, cada vez más que el silbido de las balas se acercaba al sitio donde se encontraba.  Afortunadamente llegó ileso al subir a la otra acera y, desesperado, buscó la protección de la carrasposa pared y deslizó su cuerpo sobre ella como si, al llegar al filo de la esquina y cruzar, lograba la protección de las balas que anhelaba. Al hacerlo, se excitó más cuando una bala se incrustó en la pared a escasos centímetros de su cabeza.  Roberto se asustó tanto al sentir el impacto de la bala que la presencia del pánico estuvo a punto de producirle una conducta irracional.  No sabe cómo se contuvo y no corrió.  Prefirió continuar arrastrándose sobre la áspera pared en su camino hacia la farmacia, que se hallaba en la próxima esquina, un deslizamiento que le trasmitía cierta confianza y un mínimo de seguridad en su avance.
            Fue cuando lo vio.  Desesperado, como él, por los disparos, el chico (no tendría más de doce años), ubicado en la acera opuesta, decidió correr el riesgo y corrió al cruzar la calle buscando la protección del otro lado o tal vez buscando su compañía al verlo en la acera opuesta.  Entonces se produjo un cruce de disparos que lo detuvo: su cuerpo se tambaleó al sentir los impactos.  Desesperado, el chico intentó proseguir en su lance pero otro disparo (o disparos: Roberto no podía asegurarlo con precisión) detuvo su carrera por completo y se desplomó en el medio de la calle, temblando.  Luego cesó el temblor mientras el cuerpo yacía en el pavimento.
            Roberto detuvo su deslizamiento a lo largo de la pared por breve tiempo.  Sintió angustia al observar la escena.  Su primer impulso fue correr y auxiliar al chico.  Un acto irracional, dadas las circunstancias, pero instintivo pues había que ayudar al caído.  Se detuvo a tiempo.  Mejor dicho: lo detuvo el sonido de una proliferación de balas que en ese instante cruzó la calle.  Contempló con sincero dolor el cuerpo inmóvil sobre el suelo frio de la calle y luego decidió continuar su deslizamiento sobre la correosa pared de la edificación.
            Momentos después, cuando se hallaba a diez metros de la farmacia que se encontraba en plena esquina, cesaron por completo los disparos. Al llegar observó que las puertas del expendio de medicinas estaban cerradas pero, antes de deplorarlo, observó luz en su interior y que había un postigo abierto para atender al público.  Fue cuando Roberto tuvo la certeza de que los disparos habían cesado.  Él le estuvo explicando al farmaceuta los síntomas de la enfermedad de su madre y cuando el otro dio muestras de haberlo entendido, le pidió que le recetara una medicina que le aliviara o eliminara la tos.  El farmaceuta fue bastante claro con Roberto al indicarle que el remedio que le entregaba sólo serviría como calmante pero que su madre debía acudir un médico.
            Roberto asintió, pagó y dio las gracias.  Con la rapidez que su andar le permitía retornó a su hogar.  Así mismo transmitió a su madre las instrucciones recibidas sobre la toma del remedio y cuidó de que ella actuara acorde con las mismas y le resaltó la importancia de que luego acudiera al médico.  Ella asintió.  La medicina produjo el efecto deseado pues, días después la tos desapareció por completo.  Tanto, que la madre decidió no acudir a la consulta médica…
            Al pasar por el lugar donde había caído el chico, Roberto vio una aglomeración de gente y luego la llegada de la ambulancia.  Observó con tristeza e impotencia cuando su cuerpo, sobre una camilla, era introducido en el vehículo. Él vio el uso de la ambulancia como algo innecesario pues estaba convencido de que el adolescente ya estaba muerto cuando cayó sobre el pavimento de la calle.  Sin embargo, no lo parecía y creyó, esperanzado, que estaba aún vivo.  No obstante, reflexionando sobre la escena que había presenciado, llegó a la conclusión de que él no se había equivocado y que tal vez los paramédicos habían recogido el cadáver que luego llevarían a la morgue…
            Poco después el vehículo salía disparado del lugar.  Minutos más tarde, escuchando el ulular de la ambulancia, la gente, sin dejar de comentar sobre lo sucedido en la calle, comenzó a disgregarse hasta que la vía quedó callada, alterándose ocasionalmente por la presencia de uno que otro vehículo….


viernes, 26 de octubre de 2018

La Tentativa de Gual y España




          La primera tentativa de independizar a Venezuela del dominio del Reino Español fue organizada por dos mantuanos criollos que vivían en el puerto de La Guaira: Manuel Gual y José Maria España, considerados como los primeros precursores de la independencia del país. Fracasaron en su intento pero de cierta manera instauraron en la población el deseo de  ser libres.
          En 1796 llegaron a  La Guaira procedentes  de España algunos prisioneros políticos condenados a cadena perpetua por fomentar en la península ibérica ideas anti-monarquistas y reformas políticas inspiradas en el modelo revolucionario francés.  Tanto Gual como España, que vivían en ese puerto, tienen contactos con ellos y los ayudan a fugarse en 1797 a las Antillas. Inspirados por las ideas de estos políticos, organizan la conspiración contra el gobierno colonial que mandaba en Caracas pero al ser delatados tienen que huir del pais.
          Ambos instigadores provenían de la clase media de la sociedad imperante, poseían una amplia cultura y dominaban tanto el inglés como el francés. José María España  había estudiado en Barona, Francia. Su padre tenía una hacienda en Naiguatá y a su muerte se encargó de regentarla. En 1793 es nombrado Justicia Mayor de Macuto por el Capitán General de Venezuela, Pedro Carbonell. Por su parte Manuel Gual, cuando toma cuerpo la conspiración, diseña la bandera que abrían de utilizar y elabora un plan general militar y político. El 4 de junio, luego de ayudar a los españoles prisioneros a fugarse y preparándose en su propia conspiración, son delatados el 15 de julio del mismo año y también tienen que huir a las Antillas y finalmente se establecen en Trinidad. Gual intentó persuadir a España de que no regresara a Venezuela pero nada logra. Él permanece en esa isla realizando labores conspirativas.
          En 1799 España regresa a Venezuela y entra clandestinamente por Barcelona.  De allí pasa a La Guaira y se esconde en la casa del sastre mulato Félix Farfán. Luego se esconde en su propia casa pero es delatado por su esclavo Rafael España, quien fue luego manumitido por las autoridades españolas con una pensión vitalicia de 300 pesos anuales y autorizado a usar una medalla con efigie de Carlos IV.  Capturado España es trasladado junto con su esposa a Caracas donde son sometidos a   juicio. La esposa es condenada a cinco años de prision. España es sentenciado a morir en la horca.  La sentencia se cumplió en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar) y su cadáver es descuartizado y exhibido en distintos sitios de la ciudad. En 1811 su memoria es reinvidicada por la Junta Patriótica al exhibir su retrato en 19-4-1811 en las paredes del local donde funcionaba, se libertó a su viuda y se le concedió una pensión de por vida. El 14 de julio de ese mismo año, sus hijos izaron la bandera cuando se juró la independencia.
          Gual. que había permanecido en Trinidad, logró por un tiempo la protección del gobernador de la isla, Thomas Picton. Puesto en conocimiento de las actividades conspirativas de Francisco de Miranda, le escribe animándolo y dándole noticias de su propia gestión. Miranda le contesta y le envía ejemplares de la "Carta a los españoles-americanos" de Juan Pablo Viscardo, el más importante documento inicial de la propaganda revolucionaria hispanoamericana, a juicio de Mariano Picón Salas ("Miranda", Buenos Aires, Ed. Losada, 1946).  También lo previene contra el gobernador Picton, quien luego obstaculozaría sus actividades conspirativas. Gual murió envenenado por un agente español, un tal Valecillos, en Oruña, Trinidad, el 25-10 1800.
          El proyecto conspirativo de Gual y España tenía como objetivos libertar a los esclavos negros, la eliminación del sistema de castas, la instauración de una república moderna, con sus poderes bien delimitados, el libre comercio y amplias libertades cívicas para todos.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Miguel José Sanz ..-- Semblanza





          Entre las víctimas republicanas que pereciern en la célebre batalla de Urica, donde José Tomás Boves derrotó a las tropas patrioticas en esa sabana del hoy Estado Monagas, se cuenta la del  idiólogo venezolano Miguel José Sanz, el 5 de diciembre de 1814. Había nacido en la ciudad de Valencia, Venezuela. en 1756 y se había graduado de Licenciado en Leyes en 1778 en Caracas, capital de la entonces Capitanía General de Venezuela.  El mismo año en que se fundó la Real Audiencia de Caracas, 1786, el Licenciado Sanz se unió en matrimonio con Alejandra Fernández Andrade. Sanz fue nombrado Relator de la Real Audiencia ese mismo año. También fue uno de los fundadores del Colegio de Abogados de Caracas del cual llegó a ser su secretario. Además se cuenta entre uno de los propulsores de la Academia del Derecho  Público y Español en 1790. Fue miembro del Real Consulado de Caracas desde 1793 y durante el lapso 1800 y 1802 cuando redacta las Ordenanzas para el gobierno y la policía de la ciudad de Santiago de León de Caracas (Lamentablemente del texto de las mismas sólo se ha conservado la parte relativa a la educación de los policías).
          En esa época eran frecuentes los litigios entre las grandes familias caraqueñas y Sanz perdió un litigio con la familia del Marqués del Toro, la más poderosa del valle caraqueño, y fue expulsado a Puerto Rico, de donde regresó cuando fueron depuestas las autoridades españolas en 1810.
          El Licenciado Sanz se asoció con Jose Domingo Díaz y fundó y participó en la redacción del Semanario de Caracas donde se encargó de la sección política.  En 1811 actúa como Secretario del Congreso de Venezuela y luego se encargó de la Secretaría de Guerray Marina del primer gobierno patriota. Fue amigo de Francisco de Miranda y partidario decisivo de la independencia de Venezuela, desempeñó en 1912 la presidencia de la Cámara Provincial de Caracas y luego, a la caída de la Primera República fue hecho prisionero en Puerto Cabello por el General Domingo Monteverde pero en 1813 recobra su libertad.
          Al llegar a Caracas triunfante en 1813, como consecuencia de la Campaña Admirable, Simón Bolívar lo encarga de la revisión jurídica del proyecto de gobierno redactado por Francisco Javier Ustáriz.  Pero no tuvo tiempo de completar dicha revisión ante la inminente invasión de Caracas por el sanguinario General Bóvez. En 1814 Bolívar organiza y dirige la Emigración a Oriente en Caracas y con él parten muchas familias caraqueñas huyéndole al sanguinario Bóvez que se acercaba a la capital. Sanz parte en ese grupo y luego se dirige a Margarita donde José Félix Ribas lo nombra Consejero de Guerra. Ese mismo año parte con las tropas patriotas a Tierra Firme y en diciembre actúa y muere en la batalla de Urica. Luego se comentó que en esta batalla también se perdió el manuscrito de un libro que el Licenciado Sanz estaba escribiendo sobre Historia de Venezuela. El viajero francés Francisco Depons llamó a Sanz "El Licurgo Venezolano" en su libro "Viaje a la parte oriental de Tierra Firme".  De todos sus escritos, a consecuencias de los abatares de la guerra, apenas se conserva las Ordenanzas de instrucción pública que hizo en Caracas.
          Las ideas económicas, sociales y morales de Sanz del Seminario de Caracas fueron estudiadas por Edgar Rodríguez Leal y aparecen en los tomos I y II del "Anuario del Instituto de Antropología e Historia " de la Universidad Central de Venezuela, 1965. Estos escritos nos muestran a Sanz identificado con los intereses de la clase dirigente de los venezolanos de su época, en especial relaciondo con los hacendados criollos.

sábado, 20 de octubre de 2018

El diapasón de los chaguaramos - cuento





          El hombre se sentó, colocó el revólver sobre la mesa y la cacha brilló con el resplandor del sol de la mañana.  Mostraba en el rostro el cansancio del largo camino.  También la satisfacción de haber llegado.  Trigueño, exhibía una barba de varios días, ojos escrutadores, frente ancha y pelo negro.  Las estrías alrededorde los ojos, las fuertes líneas que resaltaban los pómulos y la nariz arrugada delataban el paso del tiempo.  Era el único cliente del establecimiento.  Pidió un ron.
--Busco a Rigoberto Flores.  Me dijeron que era muy conocido aquí en Guayana --dijo al mesonero que se acercaba con la bebida a su mesa.
--Mala cosa esa --le respondió Cheché, el mesonero, algo temeroso, mirando el arma.
--¿Por qué? ¿Por qué Rigoberto Flores es un hombre peligroso? ¿Quién que trabaja con drogas nolo es? --continuó el frastero ávido de establcer conversación.
          Tiempo atrás, mientras mantenía el cordón umbilical que lo unía a Nivaldo, Cheché visitaba al pueblo con frecuencia.  Pero últimamente cambió de parecer no sólo porque había logrado establecerse definitivamente en las inmediaciones de San Félix sino también porque había visto con alarma como el tráfico de la droga colombiana se había apoderado de Nivaldo.  Terminó por convencer a la familia y se la trajo a Guayana.
          Ahora recordaba con precisión.  No sabía el nombre del visitante pero si que era uno de los "ricos" de Nivaldo. Sonrió mientras continuaba su camino hacia la mesa donde se hallaba el forastero.  Recordó que el comercio del pueblo, mucho después de la diáspora que originó su estancamiento, cuando muchas de sus familias acomodadas partieron hacia otras ciudades del país, se había perfilado dos tipos de comerciantes prósperos: los que surgían de familias italianas establecidas en Nivaldo (emigrantes del principio del siglo XX) o de aquellos campesinos que habían hecho fortuna en la explotación del cacao y que, como consecuncia de una evolución lógica, se habían trasladado al pueblo para cimentar o ampliar su riqueza. Con la ironía que lo caracteriza, la gente de Nivaldo los identificó como "rico emigrante" o "rico campestre" sin dejar de mostrar respeto por sus ejecutorias.  El visitante era un rico campestre.
--Viene de lejos el amigo --comentó el mesonero intentando mantener la conversación.
--De Nivaldo, en la costa norte de Sucre. Un pueblo de emociones sencillas que últimamente los traficantes de la droga han perturbado --comentó el viajero con cierta tristeza --Vengo de una calle, la calle Zea, donde sus chaguaramos la alegran a toda hora del día, en todo tiempo --evocó con gesto dulce en el rostro, el único gesto dulce que mostró mientras estuvo en el lugar: sus ojos veían a los chaguaramos, alineados en la isleta de la calle, pregonando su libertad al viento.
--Conozco al pueblo. Hace tiempo que no voy por esos lares --dijo el mesonero. Habló con precaución al asaltarlo la premonición de que era mejor no mencionar su procedencia pues ello daría lugar a un nexo que podría ser peligroso, dadas las circunstancias, para el visitante o para él. Procedió a tomar el vaso con la bebida de la bandeja y quedó en suspenso unos segundos (el brazo quieto, la mirada soñadora) luego de escuchar su propia evocación. Después colocó el vaso sobre la mesa.
          Cheché había conocido a Rigoberto en Puerto Ordaz, Sabía de sus andanzas con traficantes de la droga al servir de intermediario en Puerto La Cruz y la costa de Paria. Allí había hecho su fortuna, particularmente en Paria donde estableció un  puente por mar, via Trinidad, haciaEuropa.  Ello lo obligó a fijar una residencia temporal en Nivaldo y a relacionarse con el comercio local como distribuidor de productos alimenticios procedentes del centro del país.
Cheché recordó cuando estableció aquel restaurant, en la carretera San Félix-Upata con un socio. Al principio les fue bien. Luego el negocio comenzó a tambalear por evidente mala administración. Decidió quedarse solo, invirtió todos sus ahorros y compró la parte del socio. Pero el restaurant sólo tenía vida los fines de semana.  Entonces observó qu predominaban durante la semana los parroquianos interesados en ingerir licor. Como tenía la patente correspondiente, cambió la naturaleza del negocio y lo convirtió en una taberna de paso. No obstante, el negocio continuó dando pérdidas. Fue cuando apareció Rigoberto: estaba interesado en establecerse en Guayana para ampliar su actividad legal (Era su intención aunque no la pregonaba a los cuatro vientos). Le propuso comprarle la taberna a Cheché.  Éste se vio ante un dilema. El negocio era la inversión de sus ahorros luego de trabajar años en la empresa minera de Ciudad Piar con la intención de lograr el sueño de su vida: un negocio propio. No obstante las cosas no habían salido como  él lo imaginara y estaba a punto de quedar en la ruina. Rigoberto le propuso comprar la taberna con la condición de que él, Rigoberto fuera el tabernero y Cheché atendiera a los clientes y manejara el negocio cuando Rigoberto no se hallaba en el lugar. Luego de pensarlo mucho, Cheché decidió vender. Depositó el dinero de la venta en un banco y se fijó la disposición de mantenerse en el trabajo mientras no peligrara su vida. Rigoberto continuó en sus andanzas: se ausentaba solo o con algún miembro de su grupo por varios días y luego aparecía en la taberna sin ningún comentario, como si nada hubiese sucedido. Construyó una casa cerca de la taberna donde vivía con sus acólitos. Así estaban las cosas cuando se presentó el forastero.
--He atado cabos y sé que Rigoberto y yo tenemos una cuenta que saldar. --comentó el visitante y manoseó el revólver (frio y deslumbrante sobre el mantel de hule) para ilustrar la intención de sus palabras.
          El tabernero, escudado tras unos Ray-ban oscuros, escuchó en silencio el alegato del forastero mientras escrutaba con discernimiento el rostro del cliente y buscaba en su memoria dónde y cómo se habían visto, si acaso ello sucedió.
          Rigoberto provenía del Táchira donde se relacionaba con otros traficantes de Colombia y Perú. En una ocasión tuvo que huir cuando una operación delictiva fue delatada. Este incidente le enseñó a ser precabido y a planificar mejor sus pasos. Rigobeto a Oriente como parte de un plan elaborado en San Cristóbal que establecía a Puerto La Cruz como centro de operaciones para sacar la droga hacia Europa. Recordó sus andanzas por Paria. Había organizado todo un procedimiento para trasladar la droga desde Puerto La Cruz hasta Marianacario, una playa al lado de Nivaldo y desde allí hasta Trinidad. A dicha playa llegaban de noche lanchas rápidas de los traficantes, dejaban los alijos de droga y, de inmediato, regresaban a Puerto La Cruz. Rigoberto y su grupo armaron una rústica cabaña, cerca de la playa, donde almacenaron los alijos. Al sitio lo vigilaban constantemente. Para evitar complicaciones no tenían contacto con los campesinos de las inmediaciones.  Dsde allí, una vez a la semana,preferentemente durante la noche, partía la droga, en lanchas rápidas hasta un lugar, también camuflajeado, cerca de Puerto España. La movilización se hacía con tanta eficiencia que sólo en una ocasión y en alta mar, las barcas ilegales fueron detectadas por las rápidas de la Guardia Nacional pero lograron escapar mar adentro.  Al saberlo, Rigoberto se puso muy nervioso e informó a sus socios en Puerto La Cruz que era necesario suspender temporalmente los traslados. Los socios aceptaron pero propusieron, como medida de diversión, que tratara de distribuir la droga que quedaba en Nivaldo. Rigoberto aceptó.
--Tenga cuidado el amigo pues ese hombre siempre anda con guardaespaldas salvo cuando se encuentra en su negocio. Entonces se halla solo pero lo protege un arsenal. Además, es certero en el disparo. Eso dicen --Cheché construía un engranaje de insinuaciones con miras a impedir una posible tragedia.
--Yo también lo soy --respondió el visitante con gallardía. pero también con pleno conocimiento de causa. Luego, utilizando una pronunciación cultivada y un lenguaje que insinuaba la posesión de de cierto nivel educativo, concluyó-- Entiendo que el negocio de lasdrogras suele producir esa defensa pretoriana que usted menciona pero no es otra cosa quela manera de expresar el miedo que él deriva de las consecuencias de sus actos.
--Precaución, algunos le dicen --insistió el camarero como un esfuerzo más para evitar la confrontación. Luego se sintió mal al percatarse que, de repente, la temperatura subía en el lugar.
--Usted le pone el rótulo que más le convenga, amigo --sonrió el visitante sin ánimo de controversia-- pero la verdad es que ello no esconde la realidad --después, mostrando en su rostro el cansancio del viaje, solicitó-- Tráigame otro trago, por favor.
          Fue cuando el tabernero lo precisó. Lo había conocido en Nivaldo, en una de las tantas transacciones de productos alimenticios que él traía al pueblo. Había admirado su corrección tanto en las compras al mayor como en la venta al detal de diversos productos. Tenía un hijo, un tarambana, que era su debilidad. El joven no había terminado el bachillerato y aunque ayudaba al padre en el negocio, sólo se preocupaba por las fiestas y los amorios. Formaba parte de la patota de jóvenes que, en vehículos de doble tracción al pueblo de noche, en especial los fines de semana cuando despegaban de la vuelta del cementerio o de la boca del pueblo y recalaban en las inmediaciones de la Plaza Bolívar; los frenos y los gritos los delataban: cruzaban con alta velocidad las estrechas calles del pueblo y luego penetraban en la Avenida Bermúdez con velocidad temeraria y el largo frenazo salpicado de gritos y ebrias risas los detenian frente a la Plaza Sucre o la playa. Rigoberto se enteró queel chico y su grupo consumían drogas. En una de las fiestas en que ambos coincidieron Rigoberto le propuso quese encargara de la dstribución de ladroga en el pueblo. Luego de cierta vacilación (¿acaso pensó en el peligro que corría o en su padre?), el joven aceptó.  Quizás vio la posibilidad de obtener buenas porciones de crack o marihuana para su consumo sin costo alguno, cuetión que hasta ese momento le costaba la erogación de mucho dinero y más de una discusión con su padre. Ahora la tendría a su disposición y hastaun beneficio económico lo cual lo llevaría a independisarse, su sueño dorado. El negocio prosperó por un tempo para Rigoberto y el joven. Masla venta de droga, particularmente de crack, estaba generando problemas en el pueblo y las autoridades (locales y nacionales) comenzaron a tomar medidas. Rigoberto decidió entonces retirarse cuando sucedió el incidente que originó la muerte del joven. En una fieta en que ambos coincdieron aquél, luego de una ddiscusión con la novia ingirió una sobredosis de crack y en plena fiesta comenzó a convulsionar. Rigoberto se retiró de la reunión y esa misma noche, al enterarse de la muerte del chico, abandonó Nivaldo.     
           El mesonero se trasadó al bar; sirvió la bebida solicitada sin dejar de observar con preocupación la actitud sigilosa y premeditada del tabernero. Veía el peligro que se avecinaba y algo le decía que su papel era evitar una posible trifulca en el lugar. Luego regresó, pensativo a la mesa donde se hallaba el cliente y depositó la bebida solicitada.  Los dos hombres, uno sentado saboreando su bebida y después parado para examinar mejor el lugar; el otro, caminando hacia elmostrdor, nervioso, con supreocupación incrementada-- percibieronla profusiónde luz mañanera que entraba por puertas y ventanas.
           Entonces todo sucedió con excesiva rapidez: sonó un disparo, luego otro y otro. ¿Un intercambio de disparos? ¿Quién llevó la mejor parte?, se preguntó el mesonero.  De seguidas sintió la pesadez de un cuerpoque caía, como alguien que se desploma sobre un parapeto--  breves momentos después que el visitante descubriera en el tabernero a Rigoberto Flores y que éste recordara la última vez que se vieron la noch del incidente en que el joven moría convulsionado por la droga mientras él trataba de alejarse del pueblo.
           El mesonero, ya con la decisión de retirarse de este tipo de trabajo, apenado por haber callado y haber fallado, había observado primero como el hombre se había desplomado sobre la mesa y luego el derrumbe del tabernero sobre el mostrador. 

viernes, 19 de octubre de 2018

Bartolomé de las Casas -- Semblanza




         


          Desde niño me atrajo la historia de Fray Bartolomé de las Casas. En mi figuraciones infantiles veía al fraile en su lucha por la mejora del trato de los habitantes primogénitos de América a través del ángel bueno (el fraile) y los ángeles malos (los encomenderos). Nunca pude entender --cuando lo recordaba en mi adolescencia, juventud y aún hoy-- cómo un solo ángel podía derrotar la acción de varios ángeles, pero mi cuento infantil siempre tuvo un final feliz. Cosas de chicos, supongo.
          Pero realmente la historia de este fraile español es meritoria y digna de ser contada.  Fray Bartolomé de las Casas nació en Sevilla en 1474 y murió en Madrid en 1566.  Desde que participó en la extraordinaria conquista española de las "Indias" descubierta por Cristobal Colón, comprendió la indefensión en que se hallaban nuestros indios ante el invasor europeo y dedicó su vida a su defensa.  Algunos redactores de la historia de la humanidad critican a de las Casas por la tenacidad de su lucha que al final --sostienen ellos-- originó la traida del negro africano a América para sustituir al indio en las labores pesadas de la agricultura, complicando así la "cuestión racista" en el futuro desarrollo del continente americano. Aunque contado de esa manera tan escueta, parece asertada esta posición, pero la verdad es que esta historia (o su consecuencia) tiene tantos dimes y diretes que requeriría de extensos análisis o de investigaciones bastantes largas para precisar la verdad sobre el asunto. Pero esta no es la intención de esta semblanza.  Sólo pretendo aportar un hecho histórico y un breve aunque lo más completo posible registro de la acción de un peculiar conquistador.
          Fray Bartolomé de las Casas se educó en la Escuela de Latinidad de Sevilla y en Roma estudió religión y obtuvo el Subdiacanato y el Diacanato.  El resto de su tránsito vital puede resumirse así:
          Al llegar a Las Antillas en 1502 observó el mal trato que los encomenderos daban a los indios.  En Cuba actuó en las bandas de Pánfilo Narváez y se separó de él luego de ver la matanza de Caonao. En un sermón que diera en 1514 denunció la iniquidad del sistema de encomiendas.  En 1515 regresa a España y el Rey lo asigna a los encargados de los asuntos indianos.  En 1515 escribe el "Memorial de los catorce remedios" donde denuncia el maltrato a los indios y recomienda correcciones al mismo. Envía el memorial a los cardenales F. Jiménez y Adrián de Utrecht (quien luego sería el Papa Adriano VI).  Regresa a Santo Domingo en 1517 con el nombramiento de "Protector de los Indios".  Pero ante las conjuras de los frailes Jerónimos (defensores de encomenderos y los esclavistas) se ve obligado a regresar a España.  Por un tiempo estudia los problemas jurídicos de los indios en el colegio de los Dominicos(Valladolid).
          Al ascender al trono Carlos I, se le permite exponer sus puntos de vista sobre la situación de los indios.  En 1520 firma una capitulación con el Rey que lo compromete a colonizar y evangelizar el territorio que va desde la Península de Paria hasta Santa Marta, fundar tres ciudades y respetar la libertad e los indios. Pero fracasa en su intento.  Más tarde, a instancias suyas se crea en Sevilla el "Consejo de Indias".  Debido a las presiones de los encomenderos y exclavistas, durante cinco años no retorna a América.  En 1527 escribe su "Historia de Indias"(que es finalmente publicada en 1875).
          Posteriormente Las Casas colaboró con el obispo de Tlascala en la redacción de la obra "De unico vacationis modo..." que sirvió de argumento para que el Papa Paulo III emitiera la bula "Sublimis Deus..." (1537) donde se declara a los indios aptos para la fe y que ésta debe ser recibida en total libertad.  Luego, gracias a su tenacidad en defensa de los indios, se decretan las "Leyes Nuevas" en 1542.  Al año siguiente es nombrado Obispo de Chiapas y logra que tres años después logre que una reunión de obispos se pronuncia a favor de los indios. Entre 1550 y 1551 sostiene debates con JuanGinés de Sepúlveda, quien era partidario de las justas guerras contra los indios.  Pero es a partir de 1552 cuando se dedica a escribir sus obras para lo cual cuenta con la ayuda de la biblioteca de Hernando Colón.
          La labor del fraile de las Casas se unió a otros misioneros que lo apoyaron y realizaron también la defensa del indio americano; también luchó porque se crearan y se implantaran leyes en su defensa, en especial durante el periodo de las encomiendas cuando muchos conquistadores trataban a los indios como animales de carga.  También luchó este misionero por la creación del "Consejo de Indias", institución que entre otras funciones comenzó, desde la Conquista, el registro de las fundaciones de pueblos, ciudades, etc. y otros  acontecimientos relacionados con los sucesos de la época, registro que se ha mantenido actualizado a través de los siglos y sigue siendo consultado por investigadores y estudiosos en la ciudad de Sevilla.

jueves, 18 de octubre de 2018

LA CANTATA CRIOLLA DE ESTEVEZ






          La necesidad de ensalzar a los héroes nacionales es algo ancestral en los pueblos.  Esto genera un culto y los pueblos rinden su pleitesía a sus héroes mediante la erección de estatuas y al asignarle sus nombres a calles, plazas, ciudades y hasta regiones.  Para citar un ejemplo, Simón Bolívar.  En Venezuela (así como en los paises que su espada libertara) tenemos estatuas en pueblos y ciudades con su imagen, también calles, plazas,ciudades y un estado que llevan su nombre.  Para resaltar más esta idolatría, la plaza más importante en pueblos y ciudades se le llama Plaza Bolívar.
          Siempre me ha llamado la atención en la geografía de nuestro continente la existencia de amplios espacios, como las llanuras nuestras y las pampas argentinas,  El habitante de esos lugares, tal vez como una manera de adaptarse o convivir con esta inmensidad, que indudablemente lo agobia y hasta puede causarle miedo, el llanero utiliza la copla y el canto. Así mismo,  mi relación con el llano venezolano, siempre me ha resultado agradable y atractiva.  Por eso, al hojear uno de los tomos de las obras completas de Jorge Luis Borges y encontrar una de sus disertaciones sobre la poesía gaucha, recordé el joropo y los pasajes que canta nuestra gente en las fiestas y reuniones llaneras.
          Ese decir  de que la inmensidad del llano o de la pampa "devoran al ser humano" tiene connotaciones con los miedos ancestrales que el hombre experimenta ante  la soledad de llanos o pampas y a la que él trata de adaptarse lo mejor que puede.  La manera de hacerlo del llanero nuestro es a través de cantos que ensalzan esa infinitud, también canta sus angustias amorosas y sus tragedias personales o nacionales. Supongo que algo similar es la reacción del pampero argentino ante circunstancias parecidas.
          La sublimación de los cantos y la poesía llanera la realizó el compositor venezolano Antonio Estevez cuando compuso su célebre "Cantata Criolla".  En ella magnifica la soledad de nuestras inmensas llanuras y utiliza lo más importante de su poesía: el desafío donde Florentino vence al diablo que lo había desafiado.  En este sentido Estevez evoca magistralmente los pasos del caballo (el vehículo del llanero) cuando el Diablo llega misteriosamente al joropo donde espera encontrarse con Florentino.
          En nuestro llano existieron muchos cantores que, como buenos casanovas, enamoraban jóvenes en las fiestas llaneras (en los que participaban cantando joropos y pasajes) y luego se las llevaban en la grupa de sus caballos. En sus cantos también hacían referencias, además de sus amores, a las actividades llaneras, los problemas locales o nacionales. Por ser precisos en sus cantos los habitantes de la región los llamaban "cantaclaros".  Por eso, cuando Rómulo Gallegos hizo su célebre novela "Cantaclaro", quiso diferenciar su historia de la de los otros cantores llaneros cuando dijo que su cantaclaro "era uno de los Coronado del Cajón del Arauca y que se llamaba a sí mismo "Quitapesares" ... y por allí se fue...
          Su obra musical extraordinaria "La Cantata Criolla", es muy rica en matices melódicos que evocan la belleza de nuestro llano. Además, algo que a mi me pareció original e inusitado, como lo es la representación musical de los pasos de un caballo, en medio de la soledad del llano.   Estevez (nacido en el llano guariqueño), evoca magistralmente el desarrollo y  la evolución de una tempestad en el llano y motiva en el espectador su admiración ante la belleza inusitada de su música.  Luego, al final, concluye la obra con el gran contrapunteo del desafío cuando el Diablo incita a Florentino con su inmenso poder y el cantor llanero lo derrota al llamar el apoyo de todas las vírgenes y todos los santos y ganar así la porfía, es decir, el célebre desafío.
          Estoy enterado que el poeta argentino José Hernández compuso en la segunda mitad del siglo XIX su célebre poemario "Martín Fierro" y con ello se ha ganado el reconocimiento de la posteridad por su magistral descripción de la vida del gaucho argentino.  Sin embargo, no tengo información de que un compositor de la Argentina haya intentado narrar musicalmente esta epopeya nacional.  Espero que esta humilde insinuación motive a algún compositor de ese país a lograr tan bellísimo sueño.


lunes, 15 de octubre de 2018

MIGUEL GOMES -- SEMBLANZA




          Miguel Gomes es un escritor venezolano nacido en 1964.  Ha realizado críticas e investigaciones, también ha escrito cuentos y noveletas.  Recientemnte se ha atrevido a publicar "Retrato de un Caballero", su primera novela conocida.  Nacido de inmigrantes decidió, como un manera de verse obligado a aprender otro idioma, realizar sus estudios universitarios en los Estados Unidos.  La experiencia le resultó tan satisfactoria que decidió residenciarse en ese país.  Sin embargo, no ha descuidado sus nexos con su país de origen, lo visita frecuentemente y mantiene relaciones permanentes con su mundo literario y con la vida rutinaria de la nación.
          Para mi Gomes es un excelente cuentista pues mucho me ha interesado su literatura y lo he leido desde que aparecieron sus primeras publicaciones.  En 2004 publicó "Fantasmas portugueses", en 2006 "Viviana y otras historias del cuerpo", en 2008 "Viudas, sirenas y libertnos", en 2010 "El hijo y la zorra" y en 2012 "Julieta y su castillo".  Gomes me ha maravillado por su habilidad tanto en la escogencia  de los temas como en la originalidad en su desarrollo y conclusión de las historias.  No obstante, fui gratamente sorprendido cuando ganó el concurso anual de cuentos del diario "El Nacional" de Caracas y mucho más cuando, algunos años después, volvió a ganar el mismo concurso de cuentos.  Ello lo hizo ingresar en la sorprendente pléyades de escritores venezolanos que han logrado este honor, lo que dice mucho de la excelencia y la cualidad de su escritura.  Es tanta la  exigencia de este concurso que desde su instalación, si mal no recuerdo, en 1947, solo un escritor venezolano lo ha ganado tres veces.  Este honor recayó sobre el escritor cumanés Luis Carrera Damas. (Hay otro cuentista nuestro que por sus particularidades cualidades al ganar este concurso con el cuento "El hombre y su verde caballo" levantó la curiosidad de la  audiencia lectora.  Se hizo famoso, además, por ser abogado y ganar este concurso por segunda vez y no volvió a figurar.  Presumo que tal vez escribió uno u otro cuento pero su nombre no volvó a resonar.  Tal vez por eso yo también me olvidé de su nombre). 
          Gomes también obtuvo el Premio Municipal de Narrativa de Caracas.  Sus cuentos figuran en diversas antologías de cuentos venezolanos y latinoamericanos.  También en la antología francesa "Les bonnes nouvelles de l´ Amérique latine (Antologie de la nouvelle latino-américane) G. Guerrero y F. Twasaki, editores, 1998, y la antologia "Las Horas y las Hordas", de J. Ortega, editor, México, F.C.E. 1998).  Gomes también ha realizado trabajos de investigación y de crítica que ha aparecido en revistas universitarias e internacionales.
          Finalmente queremos comentar sobre "Retrato de un Caballero", su primera novela.  Creo que s una atractiva escritura.  Tengo la impresión que después de descoyar en el ámbito de las narraciones cortas o "noveletas", como la llaman los franceses, Gomes se  atrevió finalmente a navegar en el mar algo incierto y temerario de la literatura con la publicación de esta novela.  Esta impresión se basa  en mi interpretación de dos posbles realidades: su deseo de fogearse en un campo más exigente, algo que por lo general realizan escritores sobresalientes --cuestión derivada de su experiencia exitosa en la cuentística y asi mismo en la participación de concursos literarios en este género que también aporta experiencia valiosa. La segunda presunción, la cual es bastante personal, es que Gomes finalmente encontró un tema que le pareció original para explotarlo adecuadamente.  En el transcurso de la lectura de su novela, sin embargo, descubro que la originalidad que el escritor buscaba no estaba tanto en la selección del tema sino en la manera en que el mismo es abordado y tratado por su pluma.  En todo caso, la novela es una indagatoria bastante aceptable y divertida del libertino Lucio Caballero, el personaje de su novela. Al mismo tiempo,  estoy de acuerdo con el crítico David de Sousa en que esta novela recuerda la picaresca española, a Rabelais o Eca de Queirós, y que la novela "se desplaza por caminos imprevistos; donde el desencanto vital, la extranjería, el descubrimiento de los afectos mediante la risa, el art y el Eros, fundan en su prosa, nuevos órdenes de experiencia, abren --tanto para el escritor como para nosotros, los lectores-- compuertas de la vida interior."

viernes, 12 de octubre de 2018

EDUCACION Y CULTURA





He cedido este espacio literario a la prestigiosa venezolana Antropóloga.
  Liliana Ponce quien ha escrito una crónica para “Miami Herald” acerca de la problemática venezolana.  He aquí su contenido:

                        EDUCACIÓN Y CULTURA -- Liliana Ponce

Esa es Venezuela…..nuestra Tierra de Gracia, para todos nosotros los venezolanos…es y sigue siendo nuestra Tierra de Gracia.  Formamos parte de las generaciones que hemos vivido en el esplendor del pasado, en libertad, en democracia, sin estar sometidos ni aterrorizados  por el gobierno de los carteles de la droga que hoy somete a nuestra Tierra de Gracia.
Hoy, la pobreza abunda y es lo que tenemos de sobra, el comunismo-chavista-madurista y la corrupción que los acompaña, nos tienen inmersos en la más profunda pobreza económica,  en la más profunda  e intensa pobreza en todos los niveles de la educación y más aún, en una profunda pobreza en valores morales y éticos.
Regresaremos a Venezuela cuando  le hayamos puesto punto final a la dictadura, regresara la diáspora  y contribuiremos a reconstruir a nuestra Tierra de Gracia, rescataremos todos los modelos educativos que el régimen ha tratado de destruir y que sin embargo han sobrevivido. Hoy se nos vienen a la memoria por ejemplo:  Fe y Alegría, El Sistema de Orquestas Juveniles, el INCE, el CIED, el IVIC, todas estas organizaciones y fundaciones creadas cuando vivíamos en la “Democracia Imperfecta”, serán rescatadas en primer lugar,  en aquello tan importante como lo son los valores,  la autoestima y el respeto mutuo. Creeremos en nosotros mismos como siempre lo hicimos y nuestras nuevas generaciones serán todavía mucho mejores porque habrán aprendido la lección de lo que significa vivir en la pobreza impuesta por este nefasto régimen.
La lucha por salir de la pobreza debe convertirse en el motor que impulsará la refundación del país.  Los niños y jóvenes que pertenecen al Sistema de Orquestas Juveniles fundado por el Maestro Abreu, son en su mayoría niños provenientes de hogares sin recursos económicos y que sin embargo, han llegado a poner muy en alto el nombre de Venezuela, son un modelo internacional. ¿Quién no conoce o no oyó hablar acerca de la labor educativa y formativa de Fe y Alegría?, ¡Una gran cantidad de profesionales de hoy, que provenían de hogares sin recursos económicos pasaron por las aulas de Fe y Alegría!, muchos de ellos hoy aportan sus conocimientos en otros países, son parte de nuestra diáspora venezolana. El INCE, (Instituto Nacional de Cooperación Educativa) nuestros técnicos formados  para ingresar al mercado laboral en las empresas productivas que ponían en marcha nuestra economía sustentable, el INCE agrícola, el INCE para programas para las mujeres…y paremos de contar….
 El CIED (Centro Internacional de Educación y Desarrollo), el  impulsor de nuestra gran PDVSA, la capacitación y entrenamiento en todas las áreas y en todas las Filiales,  de lo que fue nuestro gran modelo de empresa; los obreros, empleados, gerentes todos pasaban por este centro de educación para el trabajo en las diferentes áreas para la producción petrolera.  El IVIC (Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas) ¡El gran orgullo nacional! olvidado y burocratizado por este régimen pero reconocido en importantísimas publicaciones internacionales por sus aportes a la salud, a la medicina, a la sustentabilidad del medio ambiente.
En estos centros y en muchísimos más, los trabajadores, los empleados y profesionales eran parte de una sociedad construida en la “Democracia Imperfecta” , trabajadores que tuvieron la oportunidad de ser parte del sistema pedagógico de la nación. Imperfecto, sin duda…pero productor de los ciudadanos de  la Tierra de Gracia como la llamó Cristóbal Colón cuando la vió por primera vez.
Reconstruiremos a nuestro país. Apostamos por crear un gobierno  con una visión aprendida en los duros inviernos del exilio y  aprendida y engendrada en la humillante pobreza extrema que viven los oprimidos en cada uno de los rincones de la Venezuela de hoy.  Regresaremos todos los venezolanos de bien, entre todos impulsaremos una nueva educación, tomaremos los modelos aprendidos en países como Finlandia, Singapur, Canadá  y  aproximaremos lo mejor de estos modelos a nuestra cultura y educación desde el pre-escolar hasta el bachillerato y las universidades. Rescataremos todos aquellos valores que fuimos perdiendo en estos años,  los enriqueceremos con  los modelos ejemplares que hemos conocido en cada uno de los rincones de los países en donde nos ha tocado vivir a la diáspora venezolana.  La pobreza económica se convertirá en el motor que impulsará la refundación del país. La lucha en contra de la pobreza en valores cívicos y educativos a donde nos ha llevado el comunismo-castro-chavista-madurista. (por sus siglas CM…)nos impulsará a la refundación de la  Tierra de Gracia.
Sabremos apreciar la injerencia cívico militar y la ayuda humanitaria internacional. Sabremos valorar a una Civilización Occidental que crece a pasos agigantados en tecnología y desarrollo humano que nos está ofreciendo su tabla de salvación para liberar a nuestra Tierra de Gracia de esta narco tiranía. La lucha por salir de la pobreza se convertirá  en el motor que impulsará la refundación del país.  Apoyaremos a la formación de un gobierno  de emergencia nacional democrático en el exilio, que llegue con todas sus fuerzas impulsadas por aquellos valores olvidados en nuestra Tierra de Gracia.












miércoles, 10 de octubre de 2018

EL LENGUAJE DE LAS CIUDADES - Caraca




          Cada ciudad, como centro de la actividad humana, tiene una serie de características que la identifica y distingue de otras ciudades.  Por ejemplo, la pérdida de la "ese" al final de las palabras que posee el caraqueño, el "calé" del hablar madrileño, el "siseo" del habanero. el hablar "andino" del bogotano, así pare usted de contar.
          Caracas esta ubicada en el valle que fue de los indios "Caracas", de la cordillera de La Costa, es una ciudad rodeada de montañas que en cierta manera determinan la topografía de la ciudad.  También el cerro "El Ávila", que cubre todo el norte de su ubicación, la protege de los embates del mar y de las tormentas.  La altura en que la ciudad está asentada --905 metros sobre el nivel del mar-- determina su clima primaveral, sobre todo de octubre a abril y algo caluroso el resto del año pero, por lo general, es tan agradable que la gente se enamora de ella y no desea irse de esta ciudad.
          A partir de su fundación en 1567, por Diego de Lozada, la ciudad estuvo rodeada de haciendas de tabaco, caña de azúcar, café, naranjas y otros frutos. el incesante incremento poblacional que desesperadamente se apoderó de ella a partir de la tercera década del siglo XX, hizo que la ciudad fuese  perdiendo sus haciendas para siempre y sus respectivos espacios convertidos en urbanizaciones par poder ubicar a pobladores que provenían de todos los rincones del país.
              El exceso poblacional que desde entonces se produjo de manera persistente y exagerado, afectó su clima.  Hoy en la ciudad la temperatura fluctúa durante el día entre 15 y 30 grados Cercius en los meses más fríos y entre 21 y 38 grados Cercius en los meses más cálidos. (En las noches, por supuesto, es mucho más baja y agradable).
           A partir de la segunda mitad del siglo XX el crecimiento de Caracas fue desforadamente acelerado al extremo que el cerro El Calvario (en el centro de la ciudad) fue copado de casas por completo y la expansión de la ciudad abarcó las poblaciones cercanas de Petare y El Valle. Pero Caracas continuó creciendo y las ciudades algo lejanas, como Guarenas, Guatire, Baruta y El Hatillo pasaron a formar parte de lo que se llamó "La Gran Caracas".  Inclusive, en sectores montañosos del oeste de la ciudad, a menor escala, tal vez motivado por la altura, la población se ha incrementado también considerablemente  en pueblos como "El Junquito", "El Jarillo" y "La Colonia Tovar". Es decir, la ciudad de Caracas, pese a estar rodeada de montañas, se ha expandido en todas direcciones y ni siquiera el colosal cerro  "El Ávila", al norte, ha logrado salvarse pues densas poblaciones han crecido en sus faldas.
          Las dimensiones y la naturaleza de una ciudad se reflejan en la manera de ser de sus habitantes.  En el caso de Caracas ha originado habitantes con características peculiares en su comportamiento.  Además de poseer un lenguaje inconfundible al "comerse" las "eses" al final de las palabras que las poseen, el caraqueño tiene una manera de ser juguetona y maliciosa en la que utiliza palabras de doble sentido para explicar una situación dada o para definir las características de un personaje.  Como todo buen nativo, quiere y defiende a su ciudad "contra viento  y marea", como suele decir.  Siendo la capital de Venezuela, muy pocos nativos han gobernado al país. El mismo Rómulo Gallegos --caraqueño que siempre vivió en ella mientras estuvo residenciado en el país--, sólo pudo gobernar ocho meses como presidente porque los militares lo destituyeron pese a que fuera electo presidente en elecciones libres por todos los venezolanos.  Pero la casta militar se ha apropiado del país desde que se separó de la Gran Colombia en 1830.  La mayoría de los jefes militares han sido andinos y estos, por naturaleza, son reservados y desconfían del caraqueño.  Y el caraqueño le paga con la misma moneda y algo más: lo detesta.  Pero eso es otra historia.
           Como la mayoría de las ciudades modernas, Caracas ha ido creciendo mediante la incorporación de urbanizaciones.  Por ejemplo, el crecimiento hacia el sur de la ciudad se inició con la Urbanización "Las Mercedes" (llamada  así porque ocupó la hacienda de  caña de azucar del mismo nombre), es un lugar que hoy se ha convertido en uno de los centros económicos y sociales más importantes de la capital.  Esa urbanización se une a Chacaito, un centro comercial y de moviminto industrial del este de Caracas.            Siguiendo en el desarrollo hacia el sur, nacieron las urbanizaciones La Trinidad, Sorocaima, Prados del Este, La Tahona y Oripoto hasta llegar al pueblo de El Hatillo, que ya forma parte de La Gran Caracas. Este pueblo también se ha expandido en urbanizaciones siendo la más importante "La Lagunita".  En la expansión de la ciudad hacia el norte encontramos a las urbanizaciones La Florida (una de las más antiguas de la ciudad), Altamira (una de las urbanizaciones más caras y más grande de  Caracas), La California, El Marquez, Los Ruices, Terrazas del Avila,  etc.  Tanto Guarenas como Guatire, ciudades satélites de la capital que pasaron a formar parte de "La Gran Caracas", también han crecido pero mediante la modalidad de las llamadas urbanizaciones para trabajadores que se han construidos al sur de ambas ciudades, asi mismo en sectores montañosos.  Con esta relación (que es solo una muestra) quiero insistir en la importancia del crecimiento de las ciudades  mediante urbanizaciones, que también son núcleos urbanos mucho más pequeños pero que por su naturaleza y poseen todos los servicios necesarios para su funcionamiento.
          Otra de las características a que compele la topografía de la ciudad, se observa en la red de avenidas y autopistas que obliga su escaso espacio disponible. Pero los ingenieros y arquitectos nativos se han ingeniado para utilizar lo mejor posible dicho espacio.  Así, la autopista "Francico de Miranda", que inicialmente fue una avenida que comenzaba en Petare, se convirtió en autopista de cuatro canales en cada dirección, para atravesar el este de la ciudad hasta Chacaito y se conecta con la Avenida Libertador para llegar a la Avenida Urdaneta y así alcanzar el centro de la ciudad.  Por el mismo tenor la  Autopista Francisco Fajardo (también de cuatro canales en ambas direcciones como el resto de las autopistas) se origina en el oeste en la inmensa Urbanización Caricuao (inicialmente construida para los trabajadores de la ciudad), se conecta con la Autopista Caracas-La Guaira y un ramal de ella se une con el peaje de la Autopista del Centro del país y, además, se conecta con la Avenida Venezuela que llega hasta el centro de la ciudad.  Esta autopista (la Fajardo) atraviesa el sur de Caracas hasta conectarse en Petare con la Autopista Antonio José de Sucre que viene del oriente del país.  Ella es la más larga de las autopistas que atraviesan a la ciudad.  La red de autopistas están comunicadas con las principales avenidas de la ciudad. 





















































































sábado, 6 de octubre de 2018

LOS COMPADRES


                                        L O S    C  O  M  P  A  D  R  E  S

            Los compadres se encontraron en la puerta de la casa y se produjo el siguiente diálogo:
--Hola compadre juan, ¿qué lo trae por aquí?
--Venía a cumplir una misión, compadre Pedro, pero se me olvidó lo más importante.
--¿Y cuál sería eso?
--El arma, compadre, creía que estaba en el mapire pero no está.
--¿Y qué es eso del arma?
--Pues, un revólver.  Venía a matarlo a usted, compadre.
--¿Y qué le he hecho yo, compadre, para que tome una decisión tan drástica?
--Que usted se acostó con mi mujer y eso no se lo perdono ni a usted ni a nadie.
--¿Y qué le hace pensar eso después de tantos años de amistad, compadre?
--Ella me lo confesó.
--¿No será que ella me metió en el lío pues siendo su compadre usted me perdonaría?
--Ya se lo dije, compadre, que eso no se lo perdono yo ni a usted ni a nadie.
--Pues mire, compadre, usted está equivocado pues yo no me acosté con su mujer y no porque no me faltaron ganas, es la verdad, pues ella es una mujer muy bella y atractiva, y ahora que usted me acusa sin razón, debo confesar que ella me ha sacado cuadros más de una vez y yo, en honor a nuestra amistad y sobre todo a nuestro sacramento, me he cuidado de hacerlo.
--No trate de defenderse inventando cosas, compadre, porque lo voy a matar y no será en este momento por lo que ya le dije sobre el arma pero lo haré la próxima vez que nos encontremos.  Usted sabe que soy un hombre de palabra y cuando decido algo lo cumplo.
--Bueno, eso es verdad, compadre, a mí me consta lo de sus decisiones pero, le repito, esta vez usted está equivocado y si llega a matarme, cometerá un error que lamentará el resto de sus días, vaya usted o no a la cárcel a purgar el delito.
--¿Cárcel?  Usted sabe que eso tampoco me detendrá.  Tomé la decisión y la cumpliré.  Así es que cuídese de mí la próxima vez que nos encontremos… buenos días.
            Y el compadre Pedro se devolvió de la casa del compadre Juan y se dirigió, animado, erguido, y decidido por la acera, a su vivienda que se encontraba cerca pero en otro barrio de la ciudad.
            Juan, preocupado, se le quedó mirando como su figura se fue empequeñeciendo hasta desaparecer tres cuadras más adelante cuando desapareció por completo al cruzar la esquina a su izquierda.  El barrio, en los últimos años, se había tornado peligroso pues con frecuencia se producían balaceras durante la noche y ocasionalmente durante el día.  A Juan no le constaba pero, según los vecinos, eran bandas de malandros que se peleaban entre sí por el predominio del barrio o eran batallas entre la policía y bandas de drogadictos o de simples malandros que concluían con el aprisionamiento de bandidos heridos o sanos y la huida de los otros malandros.  Pero nada de esto le constaba a Juan y luego de la muerte de su esposa sólo salía ocasionalmente de su vivienda.  Por eso, después de escuchar la amenaza de Pedro estaba rumiando la decisión de permanecer en ella o trasladarse a otro lugar, que podría ser Cumerebo, donde vivía un hermano suyo.
            En eso escuchó, en plena mañana, el ruido de una nueva balacera.  Al principio fueron disparos ocasionales pero arreció de pronto como si fuera una refriega entre dos bandas.  Juan, resignado, aguardó en la sala de su casa que cesara el vendaval de disparos.  Entonces los sucesivos disparos fueron seguidos por uno que otro disparo hasta que, después de casi una hora de refriega cesaron por completo.  En su hamaca, Juan reflexionaba sobre lo sucedido ese día.   Eran años de amistad fructífera entre él y el compadre Pedro pues se ayudaban mutuamente, en especial durante los últimos tiempos como consecuencia de los desafueros del gobierno de Chávez y de su sucesor y la vida en el barrio se había tornado muy peligrosa, también en el resto de la capital.  Los problemas económicos se habían recrudecidos en los últimos años pues los alimentos eran cada vez más caros hasta que, después de la muerte de su esposa, empezaron a escasear pues ya no compraba en el abasto de la esquina –que finalmente fue cerrado pues los malandros los desvalijaron por completo y la policía nada hizo.  Por eso Juan tuvo que adquirir lo que necesitaba del supermercado más cercano.  Pero éste también tenía deficiencias en el suministro de alimentos hasta que lo encontró cerrado por completo.  Un lugareño le informó que dos noches atrás recibió la visita de los malandros que se llevaron los escasos bienes que todavía quedaban en el mismo y, ante la clara impunidad, el dueño decidió cerrarlo.  También a Juan, como a muchos vecinos, le indignaba hacer cola para adquirir los alimentos, lo cual nunca había hecho en su vida y ahora tampoco se resignaba a hacerlo.
            Los sucesos relacionados con la acusación del compadre, que él seguía considerando injusta al recordar las miradas de odio que le dirigía la comadre cuando el persistía en serle fiel al sacramento con su compadre Pedro, se unieron a los problemas que presentaban la difícil vida del barrio y por extensión de la capital, hizo que él tomara la decisión de irse, de buscar refugio en su pueblo.  Por lo tanto,  llenó una pequeña maleta con los enseres que más necesitaba y tomó todo el dinero que tenía en la casa y se dispuso para el viaje.
            A los pocos minutos de haber salido de su casa se produjo una balacera en las cercanías.  Juan se preocupó pero siguió caminando.  Al llegar a la esquina tuvo que cruzar con rápidamente pues los disparos se acercaban con celeridad al lugar donde él se encontraba.  Llegó a la acera contraria y aceleró su caminata en dirección a la salida del barrio 905 donde se hallaba.  Tenía que descender tres cuadras para llegar a la avenida principal donde tomaría el autobús que lo conduciría al centro de la ciudad.  Desde allí tomaría el bus que lo llevaría  al Terminal de Autobuses La Bandera donde tomaría el bus que lo llevaría a su pueblo. (También podría irse utilizando el Metro pero éste se hallaba constantemente      cerrado como una medida del Gobierno para contrarrestar las marchas y paros de la Oposición Democrática). 
                  Juan continuó apresurado su andar pensando que si lograba llegar a Cumarebo por quién preguntaría en el caso de que su hermano Luis Eduardo no se hallara allí pues tenía tres años que no lo veía.  No obstante,persistió en su plan original: trasladarse a Cumarebo.

             Al completar el decenso de la primera calle y seguir hacia la segunda, notó a la distancia el paso apresurado.  No creyó que lo seguían.  Sin embargo, se detuvo y percibió que él otro también se detenía.  Apresuró su paso y notó que el otro también lo reanudaba.  Fue cuando comenzaron de nuevo los disparos en la calle.  El decidió correr.  El otro también.  La balacera se intensificó y Juan decidió buscar refugio en la puerta de alguna casa donde pudiera guarecerse de los disparos.  Entonces vio a tres malandros que se desplazaban por el medio de la calle disparando y corriendo hacia la avenida.  También vio cuando los tres caían despatarrados en el medio de la calle.
 El tiroteo se detuvo inesperadamente.  Luego vio como un auto descendió a toda velocidad en dirección a la avenida principal de la Cota 905.  Finalmente, todo quedó en silencio.  El vio a un lugareño asomarse a la calle y luego caminar hasta donde estaban los caídos.  Verificó que estaban muertos y luego se retiró a su casa.  Después llegó una patrulla de la policía e hizo lo mismo.  Un policía por radio pidió una ambulancia.  Fue cuando Juan se percató de que habían dos cadáveres en la acera donde él se encontraba.  Decidió acercarse y verificar si conocía a alguno de los caídos.  Su gran sorpresa fue ver el cadáver de su compadre Pedro.  Tenía el revólver en la mano y los ojos bien abiertos.

viernes, 5 de octubre de 2018

LA HISTORIA DE FELICIANO




          La Plaza Bolívar de Caracas es una de las plazas del país que tiene infinidad de historias  empezando por las originadas por las del eximio héroe quien, como buen casanova, se perdía de vista.  Pero las historias a las que me refiero nada tienen que ver con Simón Bolívar.  Se trata más bien de los innumerables transeuntes permanentes que hacen su trabajo o su labor ordinaria en dicho centro cívico.  Feliciano es un fotógrafo que conocí en dicha plaza y uno de los pocos que tenía un horario fijo:  llegaba todos los días (excepto los domingos) a las ocho de la mañana, se retiraba al mediodía una hora para su almuerzo y concluía su labor a las seis de la tarde.
          Antes de continuar hablando de Feliciano es necesario hacer una disquisición sobre su arte.
          El registro en nuestra mente de lo que vemos, de nuestras experiencias físicas diarias, no es otra cosa que la memoria.  Una fotografía de estos sucesos no se va deformando a medida que pasa el tiempo, no pierde su nitidez, si lo recordamos veinte o más años después.  Es decir, mantiene los rasgos  tan idénticos como estaban el día que se tomó la foto.  No sucede lo mismo con nuestra memoria pues el paso del tiempo la deforma en el momento del recuerdo.  Por ejemplo, yo tengo un recuerdo de mi infancia en la escuela, en la hora del recreo frente a la Plaza Sucre (un héroe venezolano).  veinte años después comencé a recordalo y lo habré evocado por lo menos cinco o seis veces en los siguientes veinte años.  En los primeros recuerdos me distinguía entre los otros niños pero en los últimos veo las figuras tan borrosas que no me distingo entre los otros niños. El paso del tiempo ha modificado la visión en la memoria.  Por eso cada día cobra más importancia la fotografía. Este invento del hombre copia con exactitud la imagen de las personas y las cosas en el momento que se produce y las mantiene igual a través de los años.  La foto, repito, presenta la imagen de las personas y de las cosas que tenían en el momento en ella se produjo.  La memoria deforma esa misma con el paso del tiempo.
          Durante el tiempo que yo pasaba por la Plaza Bolívar en dirección al Colegio Universitario "Francisco de Miranda", donde exponía mis clases de Administración de Salarios (25 años aproximadamente), yo me acostumbre a ver a Feliciano realizando su labor de fotógrafo.  A veces charlaba durante unos minutos con él pues nos hicimos amigos.  En una ocasión me contó que tenía un proyecto: fotografiar a una pareja cada año en un mes determinado para que la gente viera sus transformaciones con el paso del tiempo.  Había empezado con un par de recién casados en diciembre del pasado año y ahora en noviembre, esperaba con ansiedad la llegada de las fiestas decembrinas (se hallaba como él me dijo, en "la dulce y sufrida espera") para continuar su proyecto. El matrimonio llegó finalmente el 12 de diciembre y entonces Feliciano "descansó" (sus propias palabras) y se dedicó a realizar su trabajo con entusiasmo hasta "las fiestas decembrinas" cuando tomaba su decanso anual.
          Ese año, para su sorpresa, cuatro personas (varones todas) lo contrataron para que los fotografiara todos los años en el mes de diciembre.  Ellos vendrían tres o cuatro días a la plaza antes del 24 de diciembre.  Ellos deseaban saber si Feliciano estaba dispuesto a hacerlo.  El fotógrafo aceptó.  El siguiente año Feliciano se preparó para atender ambos compromisos.  Ninguno faltó.  Lo mismo sucedió durante los siguientes años.  En el año décimo del acuerdo faltó la pareja de casados; los cuatro varones se presentaron un poco más viejos pero interesados en la fotografía.  A finales de enero el esposo se presentó en la plaza para informarle a Feliciano que su señora había fallecido a principios de diciembre.  El fotógrafo lo lamentó y le dio su sentido pésame.  Ese diciembre y los dos siguientes "el grupo de los cuatro" no falló a la cita decembrina.  Para el año siguiente, el 14, fue Feliciano el que falló.  Su amigo Julián, quien por lo general visitaba a éste todas las mañanas en su puesto de trabajo para saludarlo y conversar, ese día también lo hizo pero al ver que su amigo nada decía, se extrañó y se acercó más a él.  Cuando comprobó que Feliciano estaba muerto, lanzó  un grito que se escuchó en toda la plaza.  Todos corrieron hacia el lugar donde se hallaba y Julián seguía gritando sobre la muerte de su amigo.  Luego, más calmado, Julián, quien ya había hablado con Feliciano sobre lo que habría de hacerse ante la posible muerte de uno de los dos (ambos se hallaban cerca de los 70 años), como acordaron, Julián registró los bolsillos del traje que llevaba su amigo y encontró un papel con sus indicaciones.  Fue cuando se supo la tragedia de Feliciano: pedía que no avisaran a su esposa de su deceso.  Ella lo había abandonado varias veces, él seguía aceptándola pero ella reincidía. Por lo tanto no merecía estar presente en su entierro.  Indicó que en su maleta de trabajo estaba el dinero para cubrir los gastos que  ocasionara su deceso. Que Julián debía encargarse de eso, de acuerdo a lo convenido.
          Después del entierro, Julián fue al apartamento de Feliciano. ¡La mujer todavía no se había regresado luego de su último abandono!!

miércoles, 3 de octubre de 2018

José Rafael Pocaterra - Semblanza




         
          José Rafael Pocaterra nació en la ciudad d Valencia, Venezuela en 1889, fue poeta, novelista y periodista además de diplomático pues también representó a su país en varios países del continente americano.  Pocaterra fue un incansable luchador contra la dictadura de Juan Vicente Gómez a quien llamó "La Verguenza de América".  Desde su juventud se dedicó a escribir en los periódicos de su país y a elaborar sus primeros cuentos pues criticaba la cuentística nacional de esos días a los que consideraba atrasados o fuera de época.  Por eso trataba de reflejar en sus cuentos la realidad que se vivía en el país. Sin embargo, sus constantes críticas al gobierno le ocasionó muchos problemas hasta que en 1919 fue detenido y confinado a La Rotunda de Caracas, la célebre prisión gomecista.  Allí comenzó a redactar su novela sobre Caracas que llamo´"La Casa de los Avila". la cual fue  escrita en letras muy pequeñas en un papel que luego doblaba en rollos pequeños para ser colocados en cajetillas de cigarrillos para sacarlos de la cárcel.  El cabo de preso Macedonio Guerrero los sacaba al exterior y también llegó a traerle libros para que los leyera.  Por medio de esta ayuda pudo hacer traducciones del inglés al español.  Observó detenidamente la vida en la cárcel, fue torturado y presenció castigos a presos ya desausiadios y castigados hasta morir.  Este tipo de vida terrible y sin ninguna justificación lo llevó a empezar a tomar notas sobre los sufrimientos suyos y de los otros presos  y a empezar a escribir "Memorias de un venezolano en la decadencia" que luego completaría y puliría cuando se encontraba en el extranjero donde finalmente la publicaría.
          En 1922 salió de la cárcel y fundaría con Alberto Larriva una editorial y publicaría la novela "Efigenia" de Teresa de la Parra.  Se  dedicaría también a sus escritos en los periódicos y  a  escribir sus cuentos y  novelas.  Asi mismo publicó "La Verguenza de América" pero ante el peligro de que fuera apresado de nuevo por la dictadura, se fue a La Guaira donde abordó un barco con destino a Nueva York.  En este viaje conoce a bordo a Mercedes Conde Flores a quien dedicaría un poema que luego recogería en su poemario "Diario a Bordo".  Se casaría con ella y le nacieron dos niños Jose Rafael y Héctor. Pero a los pocos años moriría su esposa.
          La facilidad de idiomas que disfrutaba le permitió establecerse y trabajar en la Nueva York. Vivía cerca de la embajada venezolana y al saber ésta que escribía contra Gómez comenzó  a crearle problemas.  Se trasladó a Montreal donde trabajaba como director hispano en la empresa Sun Life Insurance Co. También daba clases de español en la Universidad de Montreal.  Desde Nueva York y Montreal escribía en diarios latinoamericanos sobre la dictadura de Gómez y problemas políticos en general.  En Montreal terminó la redacción de "Memorias de un venezolano en la decadencia" y procedió a publicarla.  También se dedicó a terminar de escribir "La Casa de los Abila" la cual publicaría en 1946.
          Tiempo después de la muerte de su esposa viajaría a Paris donde participaría junto con Román Delgado Chalbaud en la organización de la invasión del Falke a Venezuela la cual se realizaría en 1929.   Los diplomáticos vnezolanos mantuvieron informado al dictador Gómez de los entretelones de esta expedición lo cual hizo que éste se preparara para recibirlo.  Gómez se enteró que la expedición ingresaría por el oriente del país y envió un destamento bien equipado a Cumaná.  La expedición  logró anclar frente a Puerto Sucre, el puerto de la capital del estado, Cumaná.
Delgado Chalbaud desembarcó con su tropa y procedió a atacar a la capital sin saber que lo estaban esperando en el puente sobre el Manzanares que conduce a Cumaná.  Sorprendido, sin embargo,
Chalbaud ataca cn su gente pero muere en las primeros encuentros y los soldados al encontrarse sin jefe comienzan a retroceder, luego a huir en desbandada hacia Puerto Sucre.  Entre tanto, Pocaterra que se había quedado en el Falke esperando los resultados del ataque y cuidando del resto del arsenal, al enterarse de lo sucedido por los primeros soldados que llegaban deseosos  de abandonar el lugar, pensó en huir a Trinidad.  Los reclutas querían entregar las armas que habían quedado en el barco a las tropas del gobierno, tal vez con la intención de proteger sus vidas, pero Pocaterra se opuso. Dio orden al capitan de levar anclas y echó los fusiles al mar.
          El incidente sirvió a Pocaterra para retirarse de la lucha contra Gómez y regresar a Montreal donde se casa con una menor de 17 años.  Poco se sabe de esta relación.  Retorna a Venezuela en 1939.  Gómez había muerto en 1935.  Pocaterra se incorpora al congreso nacional.  En uno de los pocos que vota por Rómulo Gallegos en las elecciones de segundo grado en 1941 por la presidencia de la república, donde es electo el general Isaias Medina Angarita.  Ejerce cargos públicos y es nombrado
Gobernador del Estado Carabobo.  En el gobierno de Rómulo Gallegos es embajador en Brazil y luego embajador en los Estados Unidos(ambos en 1948).  Cuando el coronel Carlos Delgado Chalbaud es asesinado en 1950, Pocaterra se retiradel gobierno y regresa a Montreal.
          José Rafael Pocaterra fue un insigne escritor.  Escribió cuatro novelas: "Doctor Bebé" (1910), "Vidas Oacuras"(1912), "Tierra del sol amada"(1917) y "La casa de los Abila" (1946), aunque la había  iniciado en 1915. Esta es su mejor novela quizás porque tuvo tiempo de pensarla y escribirla mejor.  Pero su libro más importante es "Memorias de un vnezolano en la decadencia" donde registra su acerba crítica a la dictadura de Gómez.   Reunió todos sus cuentos en un libro que llamó "Cuentos Grotescos".  Su poesía se encuentra diseminada en revistas y pedriódicos venezolanos y latinoamericanos.
























lunes, 1 de octubre de 2018

LA DIÁSPORA VENEZOLANA - PARTE II




          Los malos gobiernos de los chavistas obligaron a pensar a los venezolanos en abandonar a su tierra y buscar en otros países la tranquilidad requerida para realizar sus actividades.  Es una situación que no sólo llevó días sino meses y a algunas familias años par decidir abandonar el suelo patrio.  Y no salieron todos al mismo tiempo.  Los primeros en irse fueron lo ricos y miembros de la clase alta del país.  Algunos se fueron temporalmente y luego regresaron pues tenían los medios para ello.  Cuando la situación se tornó crítica, muchos "clase alta" primero hubicaron a sus hijos en colegios en el Estado de Florida, USA, y luego procedieron a abandonar definitivamente el país.  Personas de la clase media del país comenzó a emigrar, luego de la crisis de 2002 y de años subsiguientes.  Desde entonce el crecimiento de los que se iban del país fue aumentando progresivamente con los años. No obstante, muchos de estos regresaron a Venezuela.  Pero fue desde 2015 cuando la gente de la clase medio abandonó el país con la intención de no regresar.  La gente de la clase baja, en este como en todos los países, por la escasez de recursos, es la última en emigrar pero cuando lo hace es como una avalancha.  Muchas familias de colombianos que estaban residenciadas en Venezuela decidieron regresar a su país, así como los ecuatorianos, peruanos, etc. que tenían años viviendo entre nosotros, cuando la clase baja venezolana inició en estampida su emigración.
          Una de las razones para emigrar, además de la incomodidad de convivir con un mal gobierno, en nuestro caso, es que los chavistas se empecinaron en nacionalizar empresas en los centros urbanos y en el campo.  La gente de bajos recursos, al vivir de su trabajo, al efectuarse este tipo de expropiación, se ve afectada pues desaparecen las fuentes de trabajo.  Como esto es el inicio de una crisis mayor, este tipo de asalariado y su familia comienzan a emigrar.  El siguiente motivo para irse fue la escacez de alimentos.  Los chavistas habían afectado a empresas que requerian artículos importados para poder producir.  Cuando estos dejaron de llegar por no tener las empresas los dólares para cubrir la importación  las empresas comenzron a cerrar y cundió el desempleo.  Si el producto final eran alimentos estos se tornaron más caros y comenzaron a desaparecer.  Los productos del campo escasamente llegaban a la ciudad y los que llegaban tenían precios prohibitivos. Los niños y los ancianos fueron los primeros afectados.  Todos estos factores influyeron en el incremento de la emigración.  El valor del bolívar, la moneda venezolana, se había devaluado considerablemente y la escacez de alimentos agrícolas o elaborados influyó en que la mayoria de los supermercados permanecieran desolados pues no había casi nada que comprar.  ¿La solución? Había que irse a vivir a otro país.
          Fue cuando comenzó, de manera torrencial, a aglomerarse la gente en las fronteras de la nación huyendo de la mala situación.  El primer país que comenzó a sufrir con la tragedia  venezolana fue Colombia.  Era de esperarse pus tenemos más de 2000 kilómetros de frontera.  allí la salida de venezolanos se incrementó en un mil por ciento.  Fue Cúcuta, la primera ciudad fronteriza. Sus servicios fueron afectados.  El gobierno colombiano tuvo que tomar medidas pero eso no impidió la huida de venezolanos que cada día era mayor.  En la frontera, algunos, los menos, tenían dinero para pagar un boleto de autobús a Bogotá o la frontera con Ecuador.  Estos se fueron más rápido.  La tragedia estaba en los otros los que no podían pagar el boleto para viajar.  La frontera en Cúcuta se tornó en una especie de campo de concentración a lo largo de la carretera que lleva a esta ciudad,  Cuestión crítica en las noches desde el punto de vista de higiene y seguridad.  Los militares colombianos crearon una zona libre después de la frontera que luego tuvieron que ampliar.  La gente se negaba a regresar a Venezuela.  Entonces, poco a poco, la gente comenzó a caminar, en particular durante el día y durante la noche  creaban un refugio.  Se dice rápido  pero mucha gente llegó caminando hasta la frontera con Ecuador.  Aquí pronto se hizo un cuello de botella. Al principio entraban al pais los que tenían pasaporte.  A los otros le impedían el paso. La gente se fue aglomerando más afectando el paso en la frontera. El gobierno de Ecuador se quejó a los gobiernos de Colombia y Venezuela.  Nada se podía hacer.  Finalmente el gobierno de Ecuador aceptó permitir la entrada a ese grupo pero tomaría medidas drásticas en el futuro.
          En la frontera con Brazil la aglomeración para salir del pais fue menor.  Al principio la gente atravesaba la frontera y se dirigía al pueblo de Pacaraima o a la capital del estado, Boa Vista.  Este paso siempre se había permitido con anterioridad para mantener las buenas relaciones entre los países. El gobierno del Brazil envió un contingente de soldados a la frontera pero éste no impidió la entrada de venezlanos. Cuando la situación se tornó crítica por la avalancha de venezolanos, fueron los habitantes de Pacaraima los que tomaron medidad para controlar a los inmigrantes.  El ejército entró en acción y evitó males mayores.  Luego acondicionaron un sitio con algunas carpas y servicios para que los venezolanos se acomodaran transitoriamente.
          Entretanto la gente que entró a Ecuador siguió caminando  con la intención de llegar al Perú.  Este país les abrió las puertas y permitieron su entrada sin la necesidad de pasaporte y a establecerse en los pueblos fronterizos Muchos querían llegar a Lima y el gobierno no se los impidió.
          Los venezolanos que obtaron quedarse en el país para evitar los sinsabores del destierro optaron por los sinsabores de un mal gobierno. ¿Hasta cuándo?  No lo sabemos. Deseamos también que los venezolanos regados por la América del Sur logren un acomodo como nosotros procedimos a ubicar a los habitantes de América que anteriormente tocó nuestra puerta y  procedimos a recibirlos, darles alojamiento,  trabajo y adaptarse a nuestro país.