viernes, 28 de julio de 2017

L A D O L I D A P A T R I A D E V E N E Z U E L A

 

                       L  A    D  O  L  I  D  A    P  A  T  R  I  A    Q  U  E    E  S    V  E  N  E  Z  U E L A      

                Uno siempre tiene que recordar que tiene patria.  Si desde chico le enseñaron a amar a una tierra –la que vio y se acostumbró a ver desde que abrió los ojos en este mundo— ya como adulto no puede dejar de quererla, no importa lo lejos o cerca que de ella se encuentre.  El amor por la patria es el amor por lo que siempre nos ha rodeado, lo que constituye el ambiente regular que, al ser familiar, forma parte esencial de uno mismo.  Esa es la patria.  Y todo lo que es digno de ella es también parte de nuestro orgullo y así, todo lo que la molesta, lo que la irrita, forma parte de nuestro pesar. Por eso, porque la patria nos duele.
            Todo este introito es motivado al pesar que hoy sentimos por lo que sucede en nuestra patria, Venezuela.  Es increíble cómo han sucedido los hechos, como se han acumulado los acontecimientos negativos del país después de las elecciones presidenciales de 1998.  Es inconcebible como un país que por primera vez cumplía cuarenta años de convivencia democrática –con todo lo que ello significa por el grato símbolo que representa la convivencia de los miembros de una comunidad o de un país al expresar libremente su pensamiento sin ninguna cortapisa o sin ninguna consecuencia—atraviese un proceso, luego de una elección libre de sus gobernantes, donde poco a poco comiencen a aparecer indicios negativos del comportamiento democrático –indicios que se dejan pasar pensando que luego se corregirán pero eso no sucede sino lo contrario, que la gente se va acostumbrando a que aparezcan y, lo que es peor, a que se sigan acumulando.  Ello, además, es consecuencia de la acción carismática de un líder, que llegó al gobierno mediante elecciones populares y que abusando de eso, sigue actuando negativamente, generando crisis políticas en el país y olvidándose de lo que prometió, de hacer cumplir las leyes, mantener el régimen y la tradición democráticas, etc., pero, al contrario, abusando de su posición, comienza a utilizar todo tipo de marranadas para imponer su pensamiento autoritario y realizar acciones ilegales (disfrazadas de actos legales) como una manera de que el país se haga lo que dice o de que se cumpla por la fuerza de las armas…  A este mal manejo del país (o tal vez como una lógica consecuencia) se agregó el florecimiento de la corrupción. Sí todo esto sucede y el pueblo no reacciona o la mayoría de ese pueblo permite que ello suceda, esperando que el gobernante se corrija o, en caso contrario, en las próximas elecciones generales impondrá las sanciones pertinentes.  Pero hete aquí que llegadas dichas elecciones el partido del gobernante, utiliza todo tipo de actos, evidentemente ilegales, e impone nuevamente al gobernante malévolo, motivando así una crisis permanente en el país… Si todas estas cosas suceden y la nación no reacciona y va de crisis en crisis es evidente que el basamento democrático de que hacía alarde de tener, no era muy fuerte o que al elegirse al actuar gobernante había superado varias crisis políticas y la elección presidencial pretendía con el nuevo presidente, comenzar un nuevo  período democrático para subsanar esa -situación –y eso fue lo que en realidad sucedió--, solo que desafortunadamente, como dice el refrán, el “tiro le salió por la culata” al suceder todo lo contrario…
            ¿Qué hacer, entonces?  A todas estas, el país se percató que la tal crisis política había generado también una crisis económica y la bonanza del país ya no era tal y todos los beneficios que se habían logrado en décadas anteriores se estaban evaporando.  Además, la nación, que había sido admirada por su estabilidad social y económica por las otras naciones del continente, al extremo de que las crisis económica-políticas que algunos de dichos países tuvieron en esos años encontraron en Venezuela un humano soporte al recibir con hidalguía y comprensión una gran cantidad de emigrantes que llegaban a sus costas y les suministró cobijo durante muchos años, se hallaba ahora en una situación parecida y sino que, al contrario, recrudecía, empezaban a emigrar a otras naciones que les ofrecieran mayor y mejor seguridad para el desarrollo de sus actividades normales.  Si a esto se agregaba que el gobierno de otro país del continente, entonces en crisis política de manera permanente, se había infiltrado en el gobierno de nuestro país y lo influía considerablemente al extremo de obtener subrepticiamente el apoyo económico que tanto necesitaba para subsistir e influyendo también ocultamente el manejo de la política del país, complicando no sólo la situación actual sino también el futuro de la nación.

            Entre tanto, se ha incrementado la emigración de venezolanos hacia otros países del continente; la economía de la nación se halla en ruinas con deudas por todas partes, el país sufriendo pues casi nada se produce en la nación  pues casi todo viene de fuera de sus fronteras, la moneda nacional se encuentra con su valor por el suelo, sus habitantes emigrando mientras les sea posible (en un solo  día salieron por Cúcuta, la  ciudad principal de la frontera de Colombia con Venezuela, aproximadamente 30, 000 habitantes, Increible No! ... 
y el país en general, cuyas principales ciudades del pais se levantaron en rebeldía en una permanente guerrilla urbana contra las autoridades del gobierno…
            ¿Será esto posible?  ¿Qué nos espera?  ¿Es esto lo que nos queda de patria?