U N
H E R O E Q U E S E N
I E G A A D E S
A P A R E C E R
El
domingo pasado volvió a perder Rafael Nadal.
Fue un juego de tenis extraordinario, vibrante de principio a fin. El rendimiento de ambos jugadores (Nadal
combatía contra un joven tenista francés), dentro de lo novedoso que por lo
general nos presenta el famoso torneo tenístico de Nueva York, el U. S. Open,
fue bastante parejo y con pocos altibajos.
La actuación del francés, Lucas Pouille
(se pronuncia “pui”), de 22 años, resultó ser una novedad inesperada,
para los que no lo conocen que, indudablemente, constituyó la gran mayoría de
los presentes en la nueva y novedosa cancha de Flushing Meadows.
Por
las repercusiones que tuvo el resultado de este partido, me permito presentar
un apretada síntesis del evento. En el
primer set el galo presentó una actuación tan sorpresiva y casi perfecta que el
tenista español no tuvo ninguna posibilidad de exhibir su acostumbrado juego
pues aquél devolvió con mucha efectividad todas las boleas que Nadal le
enviara. Por eso ganó el set 6-1. En el segundo set, afortunadamente, la
reacción del tenista de Manacor no se hizo esperar superando ampliamente al
francés. Rafa lo ganó 6-2. Pero en el tercer set volvió a predominar el
tenista francés con sus buenos saques y drives
que impidió el avance de Nadal y lo ganó 6-3.
Pero el español, como siempre, se negaba a perder y presionó con buenas
y efectivas jugadas hasta ganar el set 6-2.
El 5to. Set, el decisivo, resultó una lucha encarnizada entre ambos
jugadores pero al final nadie prevaleció y tuvieron que ir al tie-brake
(algunos lo llaman en español “muerte súbita”, por el corto tiempo en que se
decide al ganador pero la tendencia es utilizar la expresión inglesa). Antes de iniciar este último se produjo una
jugada tan sorpresiva que yo pensé que, a la larga, sería la definitoria del
combate en favor del manacorí. El tenista galo envió una bolea alta con la
intención de sorprender al español, pero Nadal no se había movido de su sitio y
logró recibirla y devolverla con tanta efectividad que ganó el punto en
discusión. En el tie-brake, después de
un predominio del galo, Rafa logró empatar el score 6-6. Cualquiera de los dos jugadores había hecho
méritos para ganar el encuentro. Claro,
la lógica indicaba que debido a su trascendencia y amplio currículo, Nadal
debía ser el ganador. Pero en los
deportes como en la vida no siempre resulta así. Finalmente se impuso el tenista francés.
En
este juego de tenis, no obstante, a Nadal “se le vieron las costuras”, como se
dice en el beisbol. En el deporte, como
en cualquiera otra actividad, los años no pasan en vano, y la jerarquía y las
efectivas jugadas que un deportista llega a realizar para destacar y llegar al
tope no suelen ser eternos y en el tenis, que es un deporte para gente joven
(el mayor rendimiento se obtiene antes de llegar a los treinta años), esto es
determinante. Rafael Nadal acaba de
cumplir 30 años y está practicando el tenis desde los 14. En los últimos años su salud se ha resentido:
han aparecido dolencias en las rodillas y en las muñecas. Los años 2014, 2015 y 2016 para el tenista español han sido
desastrosos para el tenista de Manacor, en especial los dos últimos donde
dolencias en las rodillas originaron lesiones que han producido bajo
rendimiento y la consecuente derrota en un partido y hasta retiro del
mismo. En el 2015, tuvo que retirarse
del grand slam de Wimbleton por fractura de su muñeca izquierda. Este año la recurrencia de esta dolencia
originó que se retirara del grand slam Rolland Garros de París.
Tampoco asistió al Wimbleton de
2015 por la misma causa y su deseo de que el descanso obligado le permitiera
representar a España en los juegos olímpicos de Rio de Janeiro. En dichos juegos logró una medalla de oro al
jugar como pareja en los juegos de tenis dobles pero en los juegos individuales
fue derrotado por Juan M. del Potro perdiendo la posibilidad de ganar cuando
menos la medalla de plata; luego la
derrota que sufriera ante el japonés K. Nishikori le impidió ganar la de
bronce. Las dolencias no habían aparecido pero si el cansancio y la excesiva precaución ante la
recurrencia de las mismas. Por ello pensó figurar en uno de los torneos previos
al grand slam U. S, Open, el de Cincinnatti, pero estaba demasiado extenuado y
tuvo que retirarse del mismo. Luego de
cierto descanso asistió al U. S. Open y ganó sus primeros juegos hasta
encontrarse con la piedra de tranca que resultó ser el francés Pouille. En
declaraciones en Nueva York posteriores a esta derrota admitió que no se
hallaba en sus mejores condiciones físicas, debía mejorar su saque (en el juego
con el francés Nadal casi siempre fallaba en su primer saque) y recuperar la
efectividad de su drive (deficiencia
que le restó puntos en el mismo
partido).
Hasta
el presente Nadal ha tenido un historial extraordinario como deportista. Es el español que figura en la historia
deportiva de su país como el mejor tenista de todos los tiempos. Ha ganado 14 grand slams (el torneo más
difícil y extenso de este deporte, también el más lucrativo pues otorga los más
altos premios en metálico). Tal vez por
estas razones sólo hay cuatro torneos de esta categoría en el año y en diversos
lugares del orbe (el de Melbourne, Australia;
el Rolland Garros en Paris, Francia; el de Wimbleton en Londres, Gran Bretaña y el U.
S. Open, en Flushing Meadows, Nueva York, U. S. A.). Nadal los ha ganado todos: 9 veces el Rolland
Garros, estableciendo un record bastante difícil de superar para los futuros tenistas;
1 vez en Australia y 2 veces cada uno en Londres y Nueva York. En adición a esto, existen más de 400 triunfos que ha logrado a lo largo
de más de 15 años de actuación en los torneos profesionales de la A. T. P. y
otras organizaciones tenísticas que se escenifican anualmente en diversas
ciudades importantes del mundo. Por esta
extraordinaria labor Rafael Nadal ha recibido innumerables reconocimientos, entre
los cuales destacan el Príncipe de Asturias, la distinción más alta que se otorga
en su país a un ciudadano que destaque y ponga en alto el nombre de España, lo
cual es un reconocimiento también para Manacor, el humilde pueblo español que
lo vio nacer. Además, Rafa Nadal se ha
ganado el aprecio y la consideración de sus miles de fanáticos que, por su excelsa
labor deportiva, tiene alrededor del mundo.
¿Qué más desea, Rafael Nadal?
Pero como todo héroe, aparentemente, este insigne tenista se niega a
desaparecer del panorama deportivo mundial.
Dice el de Manacor: “Creo que no ha llegado el momento del retiro. Todavía me quedan dos buenos años en el tenis”,
asegura. Y luego habla con franqueza
sobre el adiestramiento a que se someterá para superar las fallas que ha
detectado en su juego…