sábado, 3 de enero de 2015

LOS AÑOS PASAN ... ¿ALGO QUEDA?



                Pensando en la vida artística de los cantantes populares, es destacar la del cantante venezolano José Luis Rodríguez.  En este caso me permito incluir  una semblanza que hice sobre su trayectoria en Sept. de 1999:

                            “LOS AÑOS PASAN… ¿ALGO QUEDA?”

         “Viendo en la pequeña pantalla  la imagen del cantante José Luis Rodríguez, no puedo menos que reflexionar sobre la vida artística y el paso del tiempo.  Contemplando en la televisión la actuación  de este artista y sus  dos hijas, Liliana y Lilibeth, en el Show del Miss Venezuela 1999, me dije que José Luis debe sentirse orgulloso de ver a sus dos hijas mientras él también participaba como cuasi-moderador, primero, y luego como cantante, en el cierre de dicho programa.  Era curioso observar por primera vez el raro espectáculo de un programa televisivo dominado en su casi totalidad por una familia artística (en este caso, la familia Rodríguez-Morillo).  Aun cuando la actuación de las hijas me pareció aceptable, no dejo de reconocer que, en un espectáculo para jóvenes, desencajaba una Liliana Rodríguez, demasiada llena de carnes, actuando como una gitana que pretendía adivinar la suerte de las misses cuando, haciendo arabescos con sus brazos, leía la mano a cada candidata mientras decía el nombre del estado que representaba en el concurso: parecía a todas vistas falsa o al menos rara.  Su voz de vocalista me pareció algo fuerte aunque tolerable, al interpretar una de las canciones del Amor Brujo, de Manuel de Falla, que uno ya ha escuchado en la voz de alguna mezzosoprano (la cual es también algo gruesa).  Vale la pena destacar que la escenografía de ambiente gitano, dentro del espectáculo creado y dirigido por Joaquín Riviera, resultó una de las escenografías pocas vistas dentro de nuestra  televisión y, en mi opinión, bastante bien lograda.  En cuanto a Lilibeth, en una interpretación de corte gitano, fue más  modesta y mejor lograda que la de su hermana (lucía, además, una figura en sus justas proporciones), pues percibí una voz mucho más lírica y agradable que la de Liliana.  La presentación de su padre, al final del programa, no me pareció nada excepcional aunque siempre he sido un gran admirador de su voz.
         “No obstante, estas reflexiones sobre la vida artística de José Luis, nacieron al observarlo al día siguiente en el cierre del programa “Sabado Sensacional”.  Entonces Rodríguez se  presentó con una indumentaria pobre, fuera de tono y de moda, en especial si se le compara con la mostrada por Daniel Zarcos, el animador del espectáculo.  La vestimenta del vocalista ni siquiera se parecía a la mostrada muchos años atrás cuando se hallaba en el pináculo de su carrera.  Aunque parecía joven, el artista mostraba un rostro algo desencajado (tal vez porque ahora tiene un poco más de 50 años), que evidenciaba  el haber sufrido en más de una ocasión los favores del bisturí.  El rostro además manifestaba los efectos de incontables exposiciones al sol y algo que me impresionó fue que el artista presentaba otro estilo en su pelo, pues ya no exhibía el copete que por décadas fue parte resaltante de su personalidad.  Lucía un pelo negro (¿quizás pintado?), peinado hacia atrás, sin ninguna intención de mostrar el ondulado prominente de otrora –¿sería que el artista, debido a los años que llevaba actuando, deseaba impactarnos con una impresión diferente?--.  Así mismo, noté algo que me pareció inesperado (¿No sería esto incitado por mi descontenta imaginación?): en la parte delantera observé unas entradas que hacían presagiar una futura calvicie.  En cuanto a las interpretaciones, cantó tres de sus exitosas canciones de los discos Inolvidables I y II y otras del CD que para entonces estaba promocionando y que saldría a la venta en las próximas semanas.  Aunque el timbre de su voz no parece haber variado, lo que más impresionaba es que tampoco había variado sus movidas de cadera y de los brazos ¡pues eran las mismas  de su época de esplendor!  Era evidente que en este aspecto el artista lucía estancado.   Rápidamente vino a mi mente la figura del cantante  argentino “Sandro”, que fue una sensación en el espectáculo que presentara en Caracas en la década de los 70, cuando se hallaba en el pináculo de su carrera.  Este artista  fue todo  un acontecimiento moviendo sus caderas como molinete, implantando una moda entre  los cantantes nacionales e internacionales que desde entonces se presentaron, mientras entonaba unos ayes y gesticulando sensualmente su boca despertando aullidos y frenesí entre sus admiradoras…  Sandro volvió a Caracas en la década de los 80 y se presentó en televisión y en clubes nocturnos con las mismas morisquetas pero entonces pasó desapercibido, prácticamente ignorado por el público.”
         “José Luis Rodríguez, con su actuación, me dio la impresión de que ya estaba, como artista del espectáculo, en un franco declive, aunque él, evidentemente,  no quisiera admitirlo. Me quedó la impresión de que luchaba a brazo partido por mantenerse o por recuperar la otrora etapa de gloria de su carrera que, por supuesto, ya no volverá.  Vino a mi mente la imagen de Julio Iglesias, ese otro cantante de multitudes que décadas atrás también triunfara, como José Luis, internacionalmente y que muchos consideran superior al artista nuestro  y que, como éste, tiene hijos cantantes.  No dejo de reconocer los triunfos de Julio Iglesias pero su voz nunca me atrajo.  Siempre opiné (y aún opino) que la voz de José Luis es mucho más sonora, más lírica y más bella.  Entonces hubo una rivalidad algo solapada entre ambos artistas y nunca llegaron a tener una confrontación pública (como si la hubo en nuestro país con los músicos Luis Alfonzo Larrain y Billo Frómeta), pues cada artista triunfó y grabó discos por su lado, actuando en diversos escenarios de España y de América.  Pero el cantante español ha entendido que ya se esfumaron sus mejores años y esporádicamente realiza presentaciones, particularmente en España, donde disfruta de un semi-retiro.”
         “Creo que nuestro José Luis debe pensar en lo mismo. Creo que le llegó la hora de  irse paulatinamente retirando de los escenarios para dedicarse a  tiempo completo a su canal televisión PUMA TV. Una retirada a tiempo es mucho más elegante y sabia y mucho menos traumática.  ¿Quién dice que él no puede ser un exitoso gerente de televisión?”

          Pero José Luis Rodríguez no lo fue.  Tal vez por diversas razones que él nunca expresó públicamente, pero que nada tiene que ver con su bella voz, este artista, después de dirigir su canal durante varios años, prefirió no seguir al frente del mismo.  Quizás como consecuencia de los dimes y diretes  de su vida conyugal, que terminó con su divorcio de Lila Morillo, José Luis prefirió vivir retirado en Miami luego de vender PUMA TV, concretándose a esporádicas presentaciones públicas como cantante, en especial en Miami y Venezuela y a la producción de nuevos CD´s.  Es una lástima pero es evidente que los años  pasan, mas en su caso han quedado evidencias  de su calidad artística, en particular de su extraordinaria y preciosa voz.  Por cierto que antes de su proyección internacional, en la década de los 60, José Luis fue un exitoso vocalista de la orquesta venezolana Billo´s Caracas Boys .  También hay que resaltar su éxito como primer actor de telenovelas en Venezuela y otros países latinoamericanos y en Miami.

viernes, 2 de enero de 2015

RECORDANDO A ALDEMARO ROMWERO


                RECORDANDO A ALDEMARO ROMERO

Yo recuerdo a este músico cuando me siento nostálgico por la música venezolana.   El maestro Aldemaro Romero era un compositor muy prolífico y constantemente estaba pensando en la música, de día, de noche, en sueños… la música siempre  estaba con él y era tan obsesionante que por lo general, durante las noches se despertaba pensando en temas musicales, las notas vibraban en su mente con tal frenesí que lo despertaba.  Esto sucedía con tanta frecuencia que el maestro decidió tener en la mesita de noche de su cuarto un cuaderno de notas y cuando se despertaba de inmediato procedía anotar la melodía que prácticamente “lo asaltaba” en el sueño.  Esto lo hacía simplemente porque  después dicha melodía  desaparecía de su mente y no volvía a presentarse de nuevo,  Por eso, en los primeros días cuando se percató de este fenómeno se decía que en la mañana, cuando comenzara su actividad de trabajo, lo recordaría y luego procedería a anotarlo en su cuaderno de notas.  Pero al no recordar nada, decidió lo del cuaderno de notas sobre su mesita de noche.  Muchas de estas notas que escribía de madrugada aparecerían luego combinadas dentro de las composiciones en que su prolífica mente se hallaba trabajando.
        En más una ocasión conversé con el maestro sobre este fenómeno pero él nunca tuvo a la mano una explicación sobre el mismo.  Pensé que ello podría formar parte de las costumbres o caprichos que asediaban a los grandes compositores.  En una ocasión que tratamos el asunto me comunicó que uno de los grandes genios de la música (no supo precisar quien en particular) tenía la costumbre de componer en su balcón protegido por la sombra o la presencia de un inmenso manzano, bajo cuyo influjo, según él, había concebido sus mejores obras.  De acuerdo a esta referencia, dicho compositor se hallaba en el medio de la composición de una sinfonía cuando se presentó una borrasca y él tuvo que dejar el balcón y guarecerse en la casa.  Cuando reinició el trabajo compositivo en su estudio, se asombró al constatar que las nuevas melodías no fluían a su mente.  Estuvo insistiendo por horas sin ningún progreso.  De madrugada, cuando cesó la tempestad y retornó el silencio a la comarca, al maestro se le ocurrió retornar al balcón.  Ubicó en él tanto la silla como el candil y la pequeña mesa que utilizaba para estos menesteres, acomodó su cuaderno de composición sobre la mesa y procedió en su trabajo compositivo.  Se asombró de que las ideas musicales volvían a su mente y se combinaban admirablemente con las notas que ya estaban escritas.  En medio de la noche, alumbrado por el candil, nuestro compositor procedió con su obra creadora luego de levantar la mirada y observar el inmenso manzano un largo rato y agradecerle interiormente su maravillosa protección….
        Pese a mi insistencia, Aldemaro Romero no pudo recordar el nombre del compositor de marras.  Pensando sobre el asunto creo que esta historia fue fruto del ingenio del maestro y fue una manera elegante de decirme que la creación tiene infinitas maneras de presentarse en el ser humano y que no necesariamente necesita una explicación de sus procederes.  Lo cierto es no volví a insistir con el maestro sobre el nombre del susodicho compositor….
        Aldemaro Romero fue un compositor venezolano nacido en Valencia en  1928 y fenecido 79 años después en la ciudad de Caracas.  Inicialmente fue un compositor de música popular y director de orquesta de música bailable venezolana y caribeña.  También fue escritor sobre temas musicales, en especial sobre los diversos tipos de joropo, la música nacional de Venezuela, que tiene la particularidad de tocarse de diversas maneras en el llano, centro y oriente del país sin que ello atente contra su idiosincrasia pues la melodía sólo presenta diferencias en el tempo y la lentitud o rapidez con que se toca la melodía.  También condujo una investigación (y escribió) sobre los orígenes del merengue venezolano que lo llevó a indagar en la música popular española.  El merengue fue una música popular del país que por ser bailado en burdeles y otros sitios de baja estola era despreciada por la encumbrada sociedad de las ciudades del centro del país.  Fue necesaria la perseverancia de Luis Alfonzo Larrain, otro músico venezolano, director de orquesta de música bailable, para finalmente imponerse y ser bailado por la sociedad caraqueña de la época de actuación de su orquesta de bailes (1937-1955).
        Volviendo a Romero, este compositor venezolano tiene memorables obras del cancionero popular que serán eternamente recordadas  como Me queda el consuelo, Carretera, De repente, Conde a Principal, Quinta Anauco. Caracas Cuatricentenaria y muchas otras que no acuden a la mente en este momento.  También compuso música clásica, entre ellas un Oratorio a Simón Bolívar  y muchas tocatas e innumerables música de cámara pero su composición más conocida y tocada por muchas orquestas sinfónicas del hemisferio occidental es Fuga con Pajarillo, una tocata donde mezcla admirablemente ambos tipos de música de una forma tan admirable que es una extraordinaria composición.
        Por cierto en una ocasión, casi al final de una de las numerosas entrevistas que tuve con este músico en el proceso de escribir su biografía, viendo la facilidad como componía, pensando también en el compositor Isaac Albéniz y su renombrada Suite Española, y considerando los variados tipos de música (todos  bellos) de las diversas regiones del país, se me ocurrió recomendarle al maestro Aldemaro que  compusiera música representativa de esas regiones, su contestación fue clara y determinante: “Si usted o cualquier otra persona me contrata con ese propósito, yo me aboco a hacerlo.  Usted sabe, profesor (así me decía), yo vivo de la música”. No sé si en ese momento también él pensaría en Albéniz y no quería imitarlo.  En todo caso esta fue una manera elegante de eludir la situación y salirse del problema.  Por supuesto, si yo hubiera tenido el millón de bolívares que el maestro aspiraba,  con mucho gusto lo hubiera contratado.