martes, 19 de abril de 2016

PLACERES E INCONVENIENTES

                                   P L  A C E R E S   E   I N C O N V E N I E N T E S   

                Me sucede con los autos algo similar a lo que me pasa con los libros: no sé qué hacer con ellos.  Pero, por supuesto, con los libros el dilema es más complejo.    Ya veremos.
    En una ocasión el conocido actor inglés Michael Caine dijo con amplio conocimiento del asunto: “el más grande lujo no es manejar un auto sino disfrutar del viaje mientras otro maneja”.  Y es cierto.  Hay gente que se desvive por manejar  y es evidente el placer que produce el estar detrás del volante, pero esto se supone cuando no pensamos en las implicaciones que el manejo encierra. 
            Hay que ver la cantidad de vehículos que se desplazan diariamente por las calles avenidas y carreteras.  Es uno de los privilegios de la sociedad moderna.  Pero hay que pensar en los riesgos que esto acarrea:   la cantidad de accidentes –muchos de ellos con  trágicas consecuencias-- que todos los días ocurren en el país en que vivimos.  Resulta que el placer que ocasione el manejar un vehículo se le resta importancia si consideramos las posibles consecuencias negativas que el mismo pueda traer como consecuencia.  Es un placer que resulta secundario, el cual se puede soslayar sin mayores consecuencias.  Pero existe en nuestra época la llamada “fiebre del manejo”, un síndrome que afecta generalmente a nuestros jóvenes, en especial aquéllos que nunca han poseído un auto.  Aprenden a manejar y se sacrifican económicamente con el propósito de adquirir uno y disfrutarlo.  Desconozco las estadísticas que existan al respecto pero se dice que la mayoría de los accidentes automovilísticos que ocurre en un país se  debe a la inexperiencia de los jóvenes que se desplazan en estas máquinas por ciudades y carreteras.
            Pero existen otras manifestaciones de esta fiebre, tal vez más benignas por sus consecuencias pero dignas de ser mencionadas.  Algunos jóvenes (y otros no tan jóvenes) se obsesionan tanto al poseer un auto que no saben qué hacer con él: lo  limpian, lavan, secan y hasta lo pulen hasta dejarlo brillante, en fin lo mantienen inmaculado y si  alguien lo ensucia u otro vehículo pasa a su lado y lo salpica con agua y barro, ¡la persona responsable de ello recibe las maldiciones más  rudas e inimaginables!!  Sin embargo, el dueño del auto pronto olvida La supuesta ofensa pues de inmediato lo lava y busca el paño  para restituirle su anterior pureza.
            En las grandes urbes, y todavía en las ciudades de regular tamaño, existen otros medios de locomoción, como autobuses, taxis, trenes, etc., por lo que el poseer un auto no es realmente una necesidad.  Pero al ser humano le gusta la comodidad.  Y allí está el auto para complacerlo.  El auto se torna en una conveniencia más que una necesidad  y donde ser trasladado en un vehículo manejado por otro parece una forma de infantilismo.  Pero realmente este no es el punto.  Que otro conduzca el auto donde uno se traslada es realmente un lujo (y regresamos a la opinión del actor inglés), un paso ideal al completo disfrute de la libertad pues, como el uso del servicio lo indica, el disfrute experimentado no tiene ninguna añadidura  y uno no es responsable de su ejecución.
            A algunos de nosotros nos gusta ser un “Marimón” (nombre de un corredor de autos de carrera argentino que hace muchísimos años ganó la carrera Buenos Aires-Caracas precisamente por la velocidad que desplegara, pues disfrutamos la mala costumbre de manejar con exceso de velocidad.  Otros no pueden vivir si no están montados en un auto: se trasladan a todas partes manejando y si pudieran ir al abasto de la esquina en su auto lo harían con placer.  Claro, una persona así es un esclavo: sin un auto se halla totalmente desamparado.
            Un mundo ideal sería aquel donde se maneje un automóvil sin ninguna distracción o aquél donde se pudieran anticipar y solucionar a tiempo los inconvenientes que se encontrarían en la vía.  Es posible que ese sea el auto del futuro, lo que permitiría manejar con más seguridad en las carreteras y  en vías de la ciudad.  Sin embargo, pienso,  como el actor inglés, que el mayor disfrute de un auto se realiza en el asiento trasero de pasajeros mientras otro conduce…
             El otro asunto que forma parte de mi presente diatriba es el qué hacer con los libros.  Hay varios ítems que se deben en mi caso tomar en  consideración: el placer de escribir, qué hacer con los libros de la biblioteca particular del escritor, el archivo particular del escritor, etc.
                El ser escritor es una condición particular que pocos aprecian a menos que se refieran a una persona ya consagrada por sus muchas (acaso una sola) obras famosas.  Pero ese no es el tema que vamos a tratar aquí.  Sólo nos referiremos a los escritores (consagrados o no) que aceptan su condición independientemente de su posible figuración pública.  Gente que siente placera  en la escritura por el simple hecho de hacerlo y  sin esperar reconocimiento alguno. A todos los que escriben, así como a todos aquellos apasionados por la lectura, se le presenta por igual el dilema de qué hacer con los libros después que son leídos.  La tendencia general es formar una pequeña biblioteca.  Pero ésta con el tiempo va creciendo y llega el momento que ya no se tiene espacio, en su estudio o sitio de lectura de su hogar, para guardarlos.  Además de los libros que se pierden al prestarlos a los amigos o familiares (otro problema digno de consideración), habrá que tomar una decisión sobre qué hacer con ellos una vez leídos y también con los que tiene acumulados en su casa. Algunos los donan a la biblioteca de la comunidad o a sus   amigos más cercanos.  Sin embargo pienso que la solución a este problema debe tomarse más temprano.  Creo que los escritores deben conservar aquellos libros como  diccionarios (especiales o de lenguajes), textos especializados sobre la lengua y su uso, diccionarios de inglés, español-inglés  y  similares. A esto habría que agregar los libros de literatura en español u otro idioma que sean particularmente atractivos para el escritor, lo cual depende de la preferencia de cada quien.  La idea es  tener un grupo selecto de libros (unos diez como máximo) que uno pueda llevar consigo a la hora de una mudanza.
             En relación con el archivo particular de cada escritor que recopila material de lectura sobre el tema que investiga para utilizarlo como referencia, por ejemplo, en la novela que escribe, hay mucha disparidad de criterio en el proceder adecuado. Algunos mantienen el material de referencia siempre, otros lo eliminan tan pronto haya terminado el texto para el cual se recabó.  El  procedimiento que lamentablemente algunos siguen es escribir basado únicamente en la memoria o en su imaginación, lo  cual, por razones obvias, es poco recomendable así el escritor posea una memoria fotográfica o una extraordinaria imaginación.

            Por lo pronto, estos son los aspectos que se me antojan como los más como la actividad del escritor.

jueves, 7 de abril de 2016

LA FASCINACION DE LA NATURALEZA

                                                LA  FASCINACION  DE  LA  NATURALEZA

                Siempre me ha  fascinado los fenómenos de la naturaleza aunque los mismos me generen dudas .  Por ejemplo, no he podido aceptar o comprender y pienso que muchas personas, aunque no lo manifiesten, tienen la misma indecisión, el por qué, siendo la tierra redonda, los que estamos en su superficie, no nos caemos al  espacio.  Entiendo los movimientos de rotación y traslación de la tierra y así mismo acepto la explicación del  fenómeno a través del ejemplo que me puso mi maestro de primaria: al girar una cesta llena de naranjas alrededor de uno mismo varias veces, las naranjas no se salen del cesto.  Así como las naranjas se adhieren al cesto, los objetos y seres se adhieren a la superficie atraídos por la tierra.  Sin embargo, en épocas no tan remotas, la humanidad ni siquiera pensaba en esto pues  entonces se creía que la tierra era plana…  No obstante acepté la explicación de mi maestro pero  aún tengo  mis  dudas…
                Es más fácil entender la redondez de la tierra cuando uno viaja por mar.  Ha medida que el barco sale del  puerto la visión de los objetos, seres, etc. ha medida que el barco avanza comienza a desaparecer empezando por la parte de abajo.  Lo último que desaparece es el tope de la montaña y uno sólo ve  agua  a su alrededor: esto pone de manifiesto la inclinación y redondez de la tierra.
                Sí, algunos fenómenos de la naturaleza  es difícil de comprender para el común de la gente.  Algunos no entienden, aunque se lo expliquen, la navegación por mar: cómo el marino aprendió a orientarse para trasladarse a otro puerto,  estudiando la posición de la estrella Polar y de otras estrellas y también la acción de los vientos, las mareas y las corrientes  marinas.  Los científicos, los estudiosos de estos fenómenos, también han manifestado sus dudas aunque algo diferentes.  Hasta muy recientemente (década de 1960) sostenían que la orientación marina que se realizaba mediante la orientación de estrellas, vientos, etc., no era lo suficientemente segura o precisa.
                También les parecerá a estos científicos incomprensible lo narrado en la revista dominical del diario The New York Times, en reciente publicación, el método de navegación que por siglos ha utilizado los marinos de las Islas Marshalls del Océano Pacífico, que ellos denominan “navegación o piloteo por corrientes”, un método que les permite detectar la proximidad y dirección  para llegar con rapidez y seguridad a la costa o pueblo costeño al que se dirigen.  Es como si tuvieran un sexto sentido para la navegación,  un método que en estas islas han utilizado ascentralmente y que, evidentemente ignoran los conocimientos científicos que hoy utiliza la navegación marina y que desafía la complejidad de la fluidez dinámica para detectar la proximidad y la dirección  en que se halla la costa o el lugar buscado, hecho que reafirma una vez más la amplitud de la capacidad de orientación que posee el ser humano.
                Utilizando este peculiar  método que los habitantes de las Islas Marshalls llaman “di lep” (en su lengua “Re-meto”) o “piloteo por corrientes” se trasladan en sus canoas entre los atalones, del archipiélago, con la misma facilidad como si utilizaran una carretera.  Este método que desafía todo el avance moderno de la navegación marina está siendo estudiado por los científicos.  Ello también se ha tornado importante en vista a que últimamente la Administración Federal de la Aviación (U.S.A.) de que la actual dependencia en el CPS de la navegación que utiliza la  cadena satelital podría ser saboteada por el enemigo o por una fuerte radiación solar. Como consecuencia de esta situación la Academia Naval de U.S.A. está de nuevo adiestrando a los estudiantes navales en el manejo del sextante para que puedan precisar su posición en el mar mediante el uso de las estrellas.
                Y volvemos al principio.  El hombre ha utilizado su  sentido de orientación en  que  sus viajes alrededor del globo tarraqueo.  En el mar ha sido fundamental la posición de las estrellas para la orientación marina.  El hombre ha elaborado instrumentos (el sextante,  por ejemplo) que  facilitan esa orientación y ha utilizado adicionalmente el efecto de los vientos, mareas y corrientes marinas en dicha navegación.
                Otros seres que habitan en nuestros continentes utilizan la orientación como un recurso para su supervivencia.  Las aves que viven en el hemisferio norte, por ejemplo, al aproximarse el invierno, vuelan hacia el sur en busca de un clima más benigno; las mariposas Monarca la usan para volar desde el centro de México, una distancia aproximada de 1600 Kms., al norte, hasta llegar hasta las Montañas Rocallosas, utilizando apropiadamente la luz solar el tiempo y la latitud; las tortugas, langostas, abejas y otros animales se orientan a través del campo magnético.  Sin embargo, hay animales en que el hombre no ha podido precisar como utiliza su sentido de orientación y la época adecuada para su uso.  Así, algunas aves marinas norteñas (como los Warblers) no se les conocen las coordenadas que usan para regresar a su lugar de origen; también se desconocen por qué otras aves (las godwits) ponen sus  huevos en Alaska y de inmediato emprenden su regreso a su hogar en la Polinesia Francesa.

                Es evidente que todos los seres tienen en su estructura  un “mapa cognitivo amplio” que aún es poco conocido pero se espera que los resultados de las investigaciones que se realizan en este campo ayudaran a conocer  con más detalles algunas áreas oscuras del mundo animal.  Al mismo tiempo para aportar mejoras al bienestar del hombre, el descubrimiento del “di lep”, que permite la lectura de ondas y corrientes marinas como medio de orientación, un sexto sentido que en el mar facilita el traslado de un lugar a otro, método ascentral de los marinos de las Islas  Marshalls, permitirá, si puede ser domesticado, superar las posibles deficiencias que pueda presentar el GPS en la navegación marina.