sábado, 11 de febrero de 2017

UN SORPRESIVO Y ADMIRADO RETORNO





                       U N   S O R P R E S I V O   Y   A D M I R A D O   R E T O R N O

            Nada que ver, esto es de por si increíble: ¡Rafael Radal y Roger Federer han retornada a la élite del tenis! Cuando se esperaba que Roger, con 36 años, y Rafa, con 30 años, que habían tenido un claro descenso en los últimos años, de repente renacen con triunfos claros y una actuación tenista como la que tuvieron en sus mejores años, ¿qué había sucedido, si las reglas no escritas de este deporte marcaban que ambos se hallaban en la década (la de los 30 años) que significaba el definitivo declive de sus carreras?
Veamos esto con detenimiento.  Se pensaba que Federer, tras cumplir 35 años y tener varios años sin ganar un Grand Slam, haber disminuido considerablemente sus triunfos en los otros torneos regulares y haber salido en el 2016 del grupo de los diez mejores jugadores del mundo, se encontraba, por lógica, en  la hora de retiro… Nadal, por su parte, al tener en los últimos dos años lesiones en la rodilla y en la muñeca izquierdas y haber cumplido 30 años, también debía pensar en su retiro al haber obtenido su último Grand  Slam (Rolland Garros) en 2014 y con figuraciones indeseadas en las contiendas (por bajo rendimiento y derrotas ante sus rivales) de los últimos dos años pero aún figuraba en el grupo de los diez mejores tenistas del orbe… Sin embargo, al escarbar ante este comportamiento tan inusual en ambos casos, encontramos la siguiente explicación:

Roger Federer, quizás pensando ya en el retiro pero no deseándolo, inició en el 2016 una estrategia diferente al notar que en los torneos en que participaba por lo general no pasaba de la cuarta ronda.  Decidió no participar en otros torneos a partir de la mitad de este año, dedicarse al descanso y a analizar lo que le había sucedido, observar films de sus actuaciones, escuchar opiniones de los expertos y practicar poniendo en práctica algunas de las recomendaciones recibidas y preparándose para la campaña del 2017. Realiza algunos juegos antes de finalizar 2016 pero su mira está en el 2017.  Y vaya que rendimiento ha tenido: no ha perdido ni un partido  y ¡hasta ha ganado el Grand Slam de Australia!
El caso de Rafael Nadal es no menos sorprendente. El problema fundamental de Rafa era las lesiones en la pierna y la muñeca que habían incidido negativamente en su rendimiento pues cada vez que se enfrentaba a algún tenista de los incluidos entre los diez mejores clasificados del mundo fracasaba.   Decidió tener pocos encuentros en el segundo semestre del 2016 y de cuidarse de otra lesión. Figuró en los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro en tenis en representación de España y logró una medalla de oro en dobles pero en individual fue derrotado por Nishikori, que figuraba como quinto en el grupo de los 10 mejores del mundo.  Quedó tan cansado que tuvo que retirarse del Grand Slam U.S. Open.  El resto del 2016 lo dedicó a descansar, cuidarse, jugar poco y prepararse para el 2017.  El nuevo año fue grato para él: comenzó el año ganando en Australia, mostró unas condiciones físicas sorprendentes, ganó a tres de los jugadores que se hallaban clasificados entre los 10 mejores: el canadiense Roani, el frances Monfils y otro cuyo nombre no recuerdo en estos momentos y llegó a la final del Grand Slam de Australia cuando fue vencido por Federer, el otro fenómeno del momento.  Pero lo más sorprendente de Nadal es que recuperó la eficiencia de su revés, pues coloca la pelota en sitios inesperados como lo hacía en su mejor época, es más efectivo con su saque y se moviliza con eficiencia por toda la cancha como otrora lo hacía.
            El pleito final por la copa del Grand Slam de Australia entre Rafael Nadal y Roger Federer fue uno de esos combates de antología que estos dos tenistas están acostumbrados a brindar a la gran fanaticada deportiva del mundo.  Fue un tome y dame constante entre estos dos gladiadores muy parecidas a las muchas que nos han brindado en el pasado.  Y como siempre se decidió en el quinto set, pues los anteriores sets fueron ganados alternativamente por cada uno de ellos.  Abundaron los buenos lances de uno y otro tenista con el ensordecedor respaldo de sus respectivos fanáticos.  El quinto set también fue de leyenda y las buenas jugadas de uno u otro lado hacía presagiar quién sería al final el campeón.  Pero tenía que haber un solo ganador y esta vez lo fue Federer.  Los fanáticos de Nadal están conscientes de esto y saben que su pupilo mereció ganar.  Lo más importante es que tanto el uno como el otro han recuperados sus condiciones y han ofrecido y ofrecerán extraordinarios juegos en el fututo. ¡Enhorabuena!!
            ¿Qué les deparará el futuro?  Esperamos que sea lo mejor.  Entretanto, ¡bienvenidos los eternos campeones!!