V I A J A N D O P O R
L O S E S T A D O S U N I D O S
Hemos
pasado dos días en Orlando, Florida, y no ha salido el sol. La casa está silenciosa. Todos duermen (excepto, por supuesto, el que
escribe) en especial la gente que llegó anoche a las 12:00 de Atlanta después
de estar por lo menos nueve horas en la carretera. Era de esperar pues Atlanta está a una
distancia bastante larga de Orlando.
Pudieron haberse perdido pues estuvieron viajando de noche la mayor
parte del trayecto y era la primera vez que venían por carretera a esta ciudad,
las poblaciones que encontraron en el camino eran muy similares: las casas con
la misma estructura y casi idéntico diseño y el layout de los pueblos
encontrados muy similares y sólo debían saber que era otro pueblo por la tabla
de identificación que encontraban, cuando podían verlo en la oscuridad, a un
lado de la vía. Pero ¡Ah! Allí estaba el
salvador, una de las maravillas de nuestra época, el GPS, el instrumento
esencial para los viajes (también para los traslados dentro de una ciudad que
uno no conoce), que permite el desplazamiento de un sitio a otro, de una
dirección a otra, cuando usted desconozca como llegar a la casa de la persona
que va a visitar, usted le indica al programa GPS instalado en su vehículo la
dirección exacta de la persona que va a visitar y así esté en Atlanta o en
Nueva York, el GPS lo conduce hasta allí.
Eso fue lo que sucedió anoche: Rebeca y su familia salieron a las 5 de
la tarde de Atlanta a visitar a su hermano Rubén en Orlando y el GPS los
condujo hasta aquí.
Pero
si esto hubiera sucedido en mi anterior visita a este país, diez años atrás, al
no conocer el lugar hacia donde iban, los visitantes se hubieran perdido y
pasado la noche en la carretera. En el
mejor de los casos, hubiesen tenido que viajar de día, pasar la noche en
algunos de los moteles de la carretera y auxiliarse con el celular (otra
maravilla de nuestros días) o los teléfonos públicos para poder llegar a su
destino. Rubén hubiera tenido que
acordar con ellos que los esperaría a la entrada de Orlando, desde donde él les
serviría de guía para arribar a su residencia. ¡Fíjese todo lo que el GPS ha
podido ahorrar al lograr lo más importante:
llegar al destino que uno se ha propuesto!
Esto
nos permite recordar la serie de artefactos que la tecnología moderna ha
aportado para hacer más llevadera la vida en nuestros días. He aquí cómo opera el GPS: el chofer le indica la dirección de la ciudad
a donde quiere trasladarse y éste, luego de indicarle la ruta de la autopista o
carretera por donde debe ir, al llegar a la ciudad indicada, le señala por cual
avenida debe introducirse, a que sector llegar y en que esquina debe cruzar
hasta llegar a su destino. El GPS se une
al smartphone, el ipode, la computadora y otros inventos de la ciencia moderna,
para facilitar la vida en las ciudades de nuestros días.
Sigue
el silencio en la casa. Los visitantes
anoche fueron recibidos con buena comida y bebida. Luego del estropeo del viaje, la satisfacción
de finalmente haberse encontrado con la familia, los viajeros apartaron todo
cansancio para comer, beber y dialogar durante un buen rato para luego
entregarse al descanso.
Por
eso la casa está tan silenciosa.
Nosotros, mi esposa y yo, también estamos de visita. Pero para evitar el largo viaje desde Miami,
llegamos hace dos días por avión…