U
N A N O T A S O B R E
M A I A K O V S K I
Rusia, el
país donde se entronizó el comunismo y
floreció como estructura político-social, es una de las naciones que tiene un inmenso
respeto y aprecio por sus poetas. Ello
se puso de manifiesto en la admiración y el hechizo que representó el célebre
poeta Pushkin y recientemente, en el siglo que acaba de concluir, en la
veneración que suscitara Vladimir Vladimirovich Maiakovski. Como es de todos conocidos, Rusia es también
el país de las estepas, donde el frío llega a niveles extraordinariamente bajos
que ha puesto a prueba la capacidad de adaptación del ser humano. Tal vez este medio austero y exigente ha
propiciado este amor exagerado –visto desde la perspectiva de otros pueblos—
por sus poetas, mostrando como
característica de su actividad cultural el establecimiento de recitales de
poesía como una costumbre y una manera de conocer, disfrutar y expandir la
producción de sus bardos. Una consecuencia de esto es la usanza, bastante
difundida en el pueblo ruso, de aprender de memoria poemas y en particular poemas
épicos. Este hábito se desarrolla en las
escuelas y son muchos los nativos de este gélido país que recitan, cuando jóvenes
o adultos, un sinnúmero de poemas de sus
trovadores favoritos. Ello cobra
destacada importancia cuando viven en otros países –exiliados o por simple
necesidad política o de negocios-- y los
embarga la nostalgia al evocar la madre patria.
Vladimir
Vladimirovich Maiakovski, el poeta por excelencia de la famosa Revolución de
Octubre, nació en 1893 en Babdati, un
(tuvo dos hermanas, Ludmila y Olga), llamado Volodia por su familia, fue
autodidacta. Era un hombre alto, macizo
y musculoso –de trazos toscos, más parecía la estampa de un camionero u obrero
de fábrica que la de un poeta--, también fue un hombre melancólico, impaciente
y temperamental. Otras características de este poeta fueron su
pasión por el juego y una compulsión hipocondríaca acerca de la higiene
personal, tal vez derivada de la impresión que le dejara la muerte de su padre
(1905) producida por una infección sanguínea .—se infestó al cortarse en una
mano con una hoja de papel de archivo en su taller. Como parte de esta repulsa desarrolló una
serie de hábitos muy peculiares: siempre se protegía la mano con un pañuelo al
manipular la manilla de una puerta;
viajaba con su propia jabonera y con una
larga bañera de goma. Según el escritor
ruso Ehremburg, este poeta sorbía todas las bebidas con un pitillo fuesen ellas
café o wiskey, se encontrara en su casa, un bar o un famoso restaurant.
Desde
pequeño estuvo inmerso en los libros y
desarrolló bien temprano una destacada dedicación a la política. Comenzó a trabajar desde muchacho en el
Partido de los Trabajadores Sociodemócratas cuya ala radical fue conocida como los bolchevikes y
ya a los 14 años era un destacado miembro de este partido. A los 15 años fue encarcelado por haber
ayudado a escapar de una cárcel de Moscú a un grupo de mujeres detenidas. Estuvo preso durante un año lo cual aprovechó
para dedicarse a la lectura de Shakespeare, poesía.
Ya a los 22
años Maiakovski se convirtió en una celebridad al leerle a Máximo Gorky su
poema La nube en pantalones. Al célebre
escritor ruso lo impresionó de tal manera su contenido que lloró en el regazo
del poeta. Su obra literaria reflejó su
carácter, su manera de percibir la vida.
Muchos de sus poemas mostraban una visión apocalíptica, deliberadamente
ruda y violenta, como si presagiara los cambios cataclísmicos que
enfrentaría Rusia a partir de 1917. De su obra poética destacarían, entre otras,
Khorosho (“Muy bien”), Vladimir Ylych Lenin, Marcha de la Izquierda, La nube en
pantalones, Al tope de mi voz, etc.
También escribió poesía inspirada en el amor y en los innumerables
noviazgos que tuvo, destacando los poemas que dedicara a una de sus musas, tal vez la mujer que más amara en su
vida, la rusa Tatiana Yacovleva: Carta
desde Paris al camarada Kostrov y Carta a Tatiana Yacocleva. Así mismo fue autor de dos comedias, El piojo y Casa de baños. El introvertido compositor ruso Dmitri Shostakovich, impresionado por la
gentileza y el sencillo comportamiento de este poeta, compuso la música que
acompañó a la primera de estas comedias. Maiakovski destacó por su completa
dedicación al trabajo por su partido y por el éxito de la revolución
comunista. Admiraba y adoraba la
presencia y labor de Lenin y ello lo llevó a componer el célebre poema que
dedicara al líder moscovita. La lucha
política lo llevó a realizar diversas actividades artísticas en las cuales
también destacó. Compuso muchas
pinturas, afiches y jingles que contribuyeron a propagar el ideal y los
propósitos del partido y gobierno comunistas.
Su labor de
poeta en pro del éxito de sus ideales y del gobierno hizo que con posterioridad
a la primera guerra mundial fuera uno de los preferidos del régimen. En tal sentido fue enviado a diferentes
reuniones y congresos dentro y fuera de Rusia y también realizó recitales con
fines culturales o políticos. Con este
propósito fungió como embajador de buena voluntad en países europeos y hasta
visitó por unos meses en 1925 a los Estados Unidos. Por cierto en ese viaje tuvo un romance con
Elly Jones, norteamericana de ascendencia ruso-alemana, y con quien procreó una
hija. Su primer viaje a Paris lo hizo en
1922.
Pese a su formación y lucha por los
ideales revolucionarios, V. V. Maiakovski gustó y disfrutó del comportamiento
de la burguesía, en particular el de parejas particularmente licenciosas
–costumbre de la época en esta clase social y en general entre artistas y Lilia
Yureana Brik y su esposo Osip Brik (destacado investigador literario),
manteniendo una relación amorosa con Lilia mientras cultivaba una aceptable
amistad con su esposo. Esta pareja, como
muchas de la sociedad moscovita, habían realizado un pacto que les permitía a ambos tener los amantes
que quisieran. El hogar de los Brik fue
también el de Maiakovski durante la mayor parte de su permanencia en Moscú. Este manage
á trois se preservó sin mayores inconvenientes al extremo que Lilia, u
“Osia” Brik como también hacía llamar, se formó el propósito de que mientras
Maiakovski permaneciera en Moscú ella sería su verdadero amor (de hecho lo fue
en el periodo 1915-1923, siendo la receptora de muchos de sus poemas amorosos. Cada vez que el poeta salía de viaje ella lo hacía
investigar para mantenerse informada de los romances que tenía a fin de
precisar si ello ponía en peligro esa relación, pues estaba determinada a ser
su única musa. Por eso en sus viajes a
Paris lo hizo investigar con su hermana Elsa Triolet, residenciada en esa
ciudad y quien mantuvo una relación de por vida con el escritor francés Louis
de Aragon. Así, en 1928, estando
Maiakovski en Paris, viajó a Niza al enterarse que allí se encontraba Elly
Jones con su hija. Temerosa de que Lilia
perdiera al poeta, por indicación de
ésta, Elsa trató de desviar el interés de aquél por la Jones. Con este fin le presentó Tatiana Yakovleva al
poeta. Éste fue de inmediato flechado
por la hermosa emigrée rusa y nació una relación que lo trastornaría
emocionalmente. Esta relación parecía,
además, haber llegado providencialmente, pues el frenético paso del poeta pues
las tensiones que generaban sus actividades públicas y privadas y la supresión
de muchos de sus sentimientos y pareceres en beneficio de la gloria del
comunismo, le habían generado muchas depresiones servil y pedestre. Sobre esta situación, él había confiado a un
amigo íntimo que “sólo un verdadero y gran amor podría salvarlo” pues, además,
el vivir solo eses año (1928) se le había tornado intolerable y necesitaba un
cambio.
Como una oportuna tabla de salvación,
Maiakovski se dedicó en cuerpo y alma a su nuevo amor. Convirtió a Tatiana en su confidente. Descubrió el extraordinario conocimiento que
Tatiana tenía de la poesía y en los
diversos cafés y restaurantes que entonces frecuentaron la oyó recitar la
producción de otros poetas rusos y ¡los setecientos versos que contenía su
poema La nube en pantalones!! Como Lilia
en años anteriores, Tatiana fue su agente secreto, su única confidente. Le contó los pormenores d su relación con Lilia, cuestión a lo que
ella dio poca importancia. Tanto así que
lo ayudó a comprarle un vestido a la Brik y en la adquisición de un pequeño
Renault que Lilia había pedido que le compraran en Paris. El poeta propuso matrimonio a Tatiana pero
ésta no llegó a comprometerse pese a que
estaba locamente enamorada. La visa de
Maiakovski expiraba en esos días por lo que tuvo que regresar a Moscú. Ante su indecisión él planeaba retornar a
Paris en mayo de 1929. Los enamorados se
despidieron en un ambiente de mucha tristeza.
A partir de 1928 el poder y la
influencia de Stalin se había incrementado considerablemente y se haría más
poderoso el proceso de colectivización en Rusia. Maiakovski había comenzado a perder prestigio
en el partido y en el gobierno.
Empezaron a desaparecer sus privilegios y pronto le negaron que saliera
del país. Ante la imposibilidad de
regresar a Paris y la ausencia de noticias de Tatiana, (cabe suponer que la
correspondencia de ambos era interceptada por el gobierno y tal vez también
por la misma Lilia Brik), el poeta se
sintió solo. El invierno de 1929-1930
fue particularmente desastroso. Su
producción literaria había mermado en calidad y cantidad, a excepción del poema
Al tope de mi voz. Continuó el
aislamiento y hasta su recitación del célebre poema a Lenin recibida siempre
con entusiasmo, esa vez, el 1ero. De enero de 1930 cuando lo recitara en el
Teatro Bolshoi de Moscú, ante la presencia de Stalin y Molotov
no recibió el mismo entusiasmo..
Por último, la situación se agudizó cuando Maiakovski abrió en Moscú el
1ero de febrero de 1930 su exposición “20 años de Trabajo”, donde exhibía el
fruto de su actividad en beneficio del partido y la revolución (afiches,
pinturas, jingles, escritos, etc.) así como muestras de las diversas ediciones
de sus libros y se asombró que sólo asistieran estudiantes. La exposición había sido boicoteada por los
grupos oficiales de escritores. El poeta
se paseó por los salones vacíos y comentó con tristeza el asunto con Nora
Polonskaya, actriz que entonces
realizaba sus primeras actuaciones y con quien el poeta se había unido
sentimentalmente en su desesperación y soledad.
Nada de lo que entonces hiciera el poeta satisfacía a sus
enemigos, muchos de ellos escritores que envidiaban su éxito. Ese mismo febrero de 1930, en busca de
comprensión y compañía, se inscribió en
la organización literaria dirigida por el partido, a la cual se había resistido
a pertenecer, causando consternación entre sus verdaderos amigos. Lamentablemente la organización lo trató con
desdén, desconociendo su obra y asignándole actividades de tercera categoría
como si fuera un escritor sin ningún renombre o autoría. Posteriormente, completamente desilusionado,
el 14 de abril de ese mismo año, Vladimir Vladimirovich Maiakovski se suicidó.
Irónicamente
el suicidio produjo una consternación entre sus amigos y en las esferas del
gobierno. Años después, Lilia Brik, que
mantuvo su veneración por el poeta, aprovechó los favores del amante de turno,
un mariscal del ejército, para hacerle llegar a
Stalin un escrito donde proponía la rehabilitación del poeta. Stalin leyó el escrito y, para sorpresa de
sus acólitos, ordenó, en el encabezado del mismo, de su puño y letra, la
realización de una serie de actos que contribuyeran al reconocimiento de la
labor del poeta. Ello originó la
erección de una estatua en una plaza de
Moscú y la creación del Museo Maiakovski en la misma ciudad, donde reposan
todos sus escritos, cartas, afiches, muestras de ediciones de sus libros,
etc. La labor de recopilación que
realizaron tanto Lilia Brik como los amigos del poeta enriqueció el museo. Por cierto, la hija de Tatiana (se casaría
con un francés y a la muerte de éste con un norteamericano) logró rescatar de
su padrastro las cartas y telegramas que Maiakovski le enviara a su madre y
posteriormente los depositó en el museo del poeta en la capital rusa.
U
N A N O T A S O B R E
M A I A K O V S K I
Rusia, el
país donde se entronizó el comunismo y
floreció como estructura político-social, es una de las naciones que tiene un inmenso
respeto y aprecio por sus poetas. Ello
se puso de manifiesto en la admiración y el hechizo que representó el célebre
poeta Pushkin y recientemente, en el siglo que acaba de concluir, en la
veneración que suscitara Vladimir Vladimirovich Maiakovski. Como es de todos conocidos, Rusia es también
el país de las estepas, donde el frío llega a niveles extraordinariamente bajos
que ha puesto a prueba la capacidad de adaptación del ser humano. Tal vez este medio austero y exigente ha
propiciado este amor exagerado –visto desde la perspectiva de otros pueblos—
por sus poetas, mostrando como
característica de su actividad cultural el establecimiento de recitales de
poesía como una costumbre y una manera de conocer, disfrutar y expandir la
producción de sus bardos. Una consecuencia de esto es la usanza, bastante
difundida en el pueblo ruso, de aprender de memoria poemas y en particular poemas
épicos. Este hábito se desarrolla en las
escuelas y son muchos los nativos de este gélido país que recitan, cuando jóvenes
o adultos, un sinnúmero de poemas de sus
trovadores favoritos. Ello cobra
destacada importancia cuando viven en otros países –exiliados o por simple
necesidad política o de negocios-- y los
embarga la nostalgia al evocar la madre patria.
Vladimir
Vladimirovich Maiakovski, el poeta por excelencia de la famosa Revolución de
Octubre, nació en 1893 en Babdati, un
(tuvo dos hermanas, Ludmila y Olga), llamado Volodia por su familia, fue
autodidacta. Era un hombre alto, macizo
y musculoso –de trazos toscos, más parecía la estampa de un camionero u obrero
de fábrica que la de un poeta--, también fue un hombre melancólico, impaciente
y temperamental. Otras características de este poeta fueron su
pasión por el juego y una compulsión hipocondríaca acerca de la higiene
personal, tal vez derivada de la impresión que le dejara la muerte de su padre
(1905) producida por una infección sanguínea .—se infestó al cortarse en una
mano con una hoja de papel de archivo en su taller. Como parte de esta repulsa desarrolló una
serie de hábitos muy peculiares: siempre se protegía la mano con un pañuelo al
manipular la manilla de una puerta;
viajaba con su propia jabonera y con una
larga bañera de goma. Según el escritor
ruso Ehremburg, este poeta sorbía todas las bebidas con un pitillo fuesen ellas
café o wiskey, se encontrara en su casa, un bar o un famoso restaurant.
Desde
pequeño estuvo inmerso en los libros y
desarrolló bien temprano una destacada dedicación a la política. Comenzó a trabajar desde muchacho en el
Partido de los Trabajadores Sociodemócratas cuya ala radical fue conocida como los bolchevikes y
ya a los 14 años era un destacado miembro de este partido. A los 15 años fue encarcelado por haber
ayudado a escapar de una cárcel de Moscú a un grupo de mujeres detenidas. Estuvo preso durante un año lo cual aprovechó
para dedicarse a la lectura de Shakespeare, poesía.
Ya a los 22
años Maiakovski se convirtió en una celebridad al leerle a Máximo Gorky su
poema La nube en pantalones. Al célebre
escritor ruso lo impresionó de tal manera su contenido que lloró en el regazo
del poeta. Su obra literaria reflejó su
carácter, su manera de percibir la vida.
Muchos de sus poemas mostraban una visión apocalíptica, deliberadamente
ruda y violenta, como si presagiara los cambios cataclísmicos que
enfrentaría Rusia a partir de 1917. De su obra poética destacarían, entre otras,
Khorosho (“Muy bien”), Vladimir Ylych Lenin, Marcha de la Izquierda, La nube en
pantalones, Al tope de mi voz, etc.
También escribió poesía inspirada en el amor y en los innumerables
noviazgos que tuvo, destacando los poemas que dedicara a una de sus musas, tal vez la mujer que más amara en su
vida, la rusa Tatiana Yacovleva: Carta
desde Paris al camarada Kostrov y Carta a Tatiana Yacocleva. Así mismo fue autor de dos comedias, El piojo y Casa de baños. El introvertido compositor ruso Dmitri Shostakovich, impresionado por la
gentileza y el sencillo comportamiento de este poeta, compuso la música que
acompañó a la primera de estas comedias. Maiakovski destacó por su completa
dedicación al trabajo por su partido y por el éxito de la revolución
comunista. Admiraba y adoraba la
presencia y labor de Lenin y ello lo llevó a componer el célebre poema que
dedicara al líder moscovita. La lucha
política lo llevó a realizar diversas actividades artísticas en las cuales
también destacó. Compuso muchas
pinturas, afiches y jingles que contribuyeron a propagar el ideal y los
propósitos del partido y gobierno comunistas.
Su labor de
poeta en pro del éxito de sus ideales y del gobierno hizo que con posterioridad
a la primera guerra mundial fuera uno de los preferidos del régimen. En tal sentido fue enviado a diferentes
reuniones y congresos dentro y fuera de Rusia y también realizó recitales con
fines culturales o políticos. Con este
propósito fungió como embajador de buena voluntad en países europeos y hasta
visitó por unos meses en 1925 a los Estados Unidos. Por cierto en ese viaje tuvo un romance con
Elly Jones, norteamericana de ascendencia ruso-alemana, y con quien procreó una
hija. Su primer viaje a Paris lo hizo en
1922.
Pese a su formación y lucha por los
ideales revolucionarios, V. V. Maiakovski gustó y disfrutó del comportamiento
de la burguesía, en particular el de parejas particularmente licenciosas
–costumbre de la época en esta clase social y en general entre artistas y Lilia
Yureana Brik y su esposo Osip Brik (destacado investigador literario),
manteniendo una relación amorosa con Lilia mientras cultivaba una aceptable
amistad con su esposo. Esta pareja, como
muchas de la sociedad moscovita, habían realizado un pacto que les permitía a ambos tener los amantes
que quisieran. El hogar de los Brik fue
también el de Maiakovski durante la mayor parte de su permanencia en Moscú. Este manage
á trois se preservó sin mayores inconvenientes al extremo que Lilia, u
“Osia” Brik como también hacía llamar, se formó el propósito de que mientras
Maiakovski permaneciera en Moscú ella sería su verdadero amor (de hecho lo fue
en el periodo 1915-1923, siendo la receptora de muchos de sus poemas amorosos. Cada vez que el poeta salía de viaje ella lo hacía
investigar para mantenerse informada de los romances que tenía a fin de
precisar si ello ponía en peligro esa relación, pues estaba determinada a ser
su única musa. Por eso en sus viajes a
Paris lo hizo investigar con su hermana Elsa Triolet, residenciada en esa
ciudad y quien mantuvo una relación de por vida con el escritor francés Louis
de Aragon. Así, en 1928, estando
Maiakovski en Paris, viajó a Niza al enterarse que allí se encontraba Elly
Jones con su hija. Temerosa de que Lilia
perdiera al poeta, por indicación de
ésta, Elsa trató de desviar el interés de aquél por la Jones. Con este fin le presentó Tatiana Yakovleva al
poeta. Éste fue de inmediato flechado
por la hermosa emigrée rusa y nació una relación que lo trastornaría
emocionalmente. Esta relación parecía,
además, haber llegado providencialmente, pues el frenético paso del poeta pues
las tensiones que generaban sus actividades públicas y privadas y la supresión
de muchos de sus sentimientos y pareceres en beneficio de la gloria del
comunismo, le habían generado muchas depresiones servil y pedestre. Sobre esta situación, él había confiado a un
amigo íntimo que “sólo un verdadero y gran amor podría salvarlo” pues, además,
el vivir solo eses año (1928) se le había tornado intolerable y necesitaba un
cambio.
Como una oportuna tabla de salvación,
Maiakovski se dedicó en cuerpo y alma a su nuevo amor. Convirtió a Tatiana en su confidente. Descubrió el extraordinario conocimiento que
Tatiana tenía de la poesía y en los
diversos cafés y restaurantes que entonces frecuentaron la oyó recitar la
producción de otros poetas rusos y ¡los setecientos versos que contenía su
poema La nube en pantalones!! Como Lilia
en años anteriores, Tatiana fue su agente secreto, su única confidente. Le contó los pormenores d su relación con Lilia, cuestión a lo que
ella dio poca importancia. Tanto así que
lo ayudó a comprarle un vestido a la Brik y en la adquisición de un pequeño
Renault que Lilia había pedido que le compraran en Paris. El poeta propuso matrimonio a Tatiana pero
ésta no llegó a comprometerse pese a que
estaba locamente enamorada. La visa de
Maiakovski expiraba en esos días por lo que tuvo que regresar a Moscú. Ante su indecisión él planeaba retornar a
Paris en mayo de 1929. Los enamorados se
despidieron en un ambiente de mucha tristeza.
A partir de 1928 el poder y la
influencia de Stalin se había incrementado considerablemente y se haría más
poderoso el proceso de colectivización en Rusia. Maiakovski había comenzado a perder prestigio
en el partido y en el gobierno.
Empezaron a desaparecer sus privilegios y pronto le negaron que saliera
del país. Ante la imposibilidad de
regresar a Paris y la ausencia de noticias de Tatiana, (cabe suponer que la
correspondencia de ambos era interceptada por el gobierno y tal vez también
por la misma Lilia Brik), el poeta se
sintió solo. El invierno de 1929-1930
fue particularmente desastroso. Su
producción literaria había mermado en calidad y cantidad, a excepción del poema
Al tope de mi voz. Continuó el
aislamiento y hasta su recitación del célebre poema a Lenin recibida siempre
con entusiasmo, esa vez, el 1ero. De enero de 1930 cuando lo recitara en el
Teatro Bolshoi de Moscú, ante la presencia de Stalin y Molotov
no recibió el mismo entusiasmo..
Por último, la situación se agudizó cuando Maiakovski abrió en Moscú el
1ero de febrero de 1930 su exposición “20 años de Trabajo”, donde exhibía el
fruto de su actividad en beneficio del partido y la revolución (afiches,
pinturas, jingles, escritos, etc.) así como muestras de las diversas ediciones
de sus libros y se asombró que sólo asistieran estudiantes. La exposición había sido boicoteada por los
grupos oficiales de escritores. El poeta
se paseó por los salones vacíos y comentó con tristeza el asunto con Nora
Polonskaya, actriz que entonces
realizaba sus primeras actuaciones y con quien el poeta se había unido
sentimentalmente en su desesperación y soledad.
Nada de lo que entonces hiciera el poeta satisfacía a sus
enemigos, muchos de ellos escritores que envidiaban su éxito. Ese mismo febrero de 1930, en busca de
comprensión y compañía, se inscribió en
la organización literaria dirigida por el partido, a la cual se había resistido
a pertenecer, causando consternación entre sus verdaderos amigos. Lamentablemente la organización lo trató con
desdén, desconociendo su obra y asignándole actividades de tercera categoría
como si fuera un escritor sin ningún renombre o autoría. Posteriormente, completamente desilusionado,
el 14 de abril de ese mismo año, Vladimir Vladimirovich Maiakovski se suicidó.
Irónicamente
el suicidio produjo una consternación entre sus amigos y en las esferas del
gobierno. Años después, Lilia Brik, que
mantuvo su veneración por el poeta, aprovechó los favores del amante de turno,
un mariscal del ejército, para hacerle llegar a
Stalin un escrito donde proponía la rehabilitación del poeta. Stalin leyó el escrito y, para sorpresa de
sus acólitos, ordenó, en el encabezado del mismo, de su puño y letra, la
realización de una serie de actos que contribuyeran al reconocimiento de la
labor del poeta. Ello originó la
erección de una estatua en una plaza de
Moscú y la creación del Museo Maiakovski en la misma ciudad, donde reposan
todos sus escritos, cartas, afiches, muestras de ediciones de sus libros,
etc. La labor de recopilación que
realizaron tanto Lilia Brik como los amigos del poeta enriqueció el museo. Por cierto, la hija de Tatiana (se casaría
con un francés y a la muerte de éste con un norteamericano) logró rescatar de
su padrastro las cartas y telegramas que Maiakovski le enviara a su madre y
posteriormente los depositó en el museo del poeta en la capital rusa.