martes, 9 de diciembre de 2014

UN RESPONSO MUSICAL PARA CHUCHO SANOJA






           UN RESPONSO MUSICAL PARA CHUCHO SANOJA

De seguidas un escrito que hice años atrás luego del fallecimiento de este insigne músico popular un 11 de diciembre:
El estupendo director y compositor de música popular, Jesús Chucho Sanoja, productor del maravilloso sonido combinado de la flauta  y del saxo barítono, fue uno de los paradigmas de la rica década de los 50, extraordinaria productora de música caribeña.  Sanoja con su popular orquesta, fue una de las estrellas refulgentes del ambiente de música popular venezolano del siglo XX y formó parte del maravilloso cuarteto de músicos populares junto con  Luis Alfonzo Larrain, Aldemaro Romero y Billo Frómeta, que constituyó el aporte de nuestro país al enriquecimiento de la música del Caribe.
Chucho Sanoja era caraqueño. Nació el 23 de septiembre de 1926 en una modesta casa ubicada en la esquina de Paradero, en el casco histórico de la ciudad.  Desde muy pequeño mostró interés por la música y a ello contribuyó la presencia de un piano que un vecino comprara en el Almacén Americano.  El vecino falleció a los pocos meses de la compra por lo que el padre de Sanoja decidió adquirir el piano abonando Bs. 500.oo a la esposa del difunto y Bs. 50.oo mensuales al mencionado almacén hasta su total cancelación.  El pequeño Jesús tuvo su profesora de piano (una organista de la iglesia de los Salesianos) y ya a los nueve años conocía la teoría musical y dominaba al instrumento.  A los trece años entró en contacto con Benito Canónico –el conocido  autor del merengue El Totumo de Guarenas—y formó parte del conjunto de este músico donde tocaba los timbales el “Chino” Canónico, gloria del VII Campeonato Mundial de Beisbol Amateur  que Venezuela ganara en 1941 en La Habana.
En más de una ocasión el joven  Sanoja fue llamado a actuar como pianista con los músicos “Vente tú”, músicos desocupados así llamados por el pueblo,  que se reunían en la esquina de La Torre y eran contratados para tocar generalmente en fiestas familiares y en centros de baile de la época.  El que los contrataba (también músico) formaba un conjunto de cinco o seis instrumentistas (batería, bajo, trompetas y ocasionalmente un piano) para amenizar dichas reuniones  por una módica suma de Bs. 160.oo. Uno de los que lo contrataba con mayor frecuencia era el músico Balbino García, autor del merengue El Chivo (“Mataron al chivo y se lo comieron… déjamelo ver, déjamelo ver, déjamelo ver…).
En la década de los 40 Chucho Sanoja actuó como pianista en la radio caraqueña, que entonces atravesaba  un período de constante crecimiento.  Trabajó como tal en el célebre programa Cada minuto una estrella, en Radio Libertador y en Radio Tropical cuando actuaba en el mismo el célebre Amador Bendayán, primero como locutor y luego como animador.  A los 16 años  ingresó como pianista a la Orquesta Sonora Caracas y posteriormente a la Orquesta de los Hermanos Belisario.  Ya para los años 1944-45 formaba parte de la Orquesta de Luis Alfonzo Larrain y fue alumno, junto con Aldemaro Romero, del arreglista de esa organización musical, José Pérez Figueras, y de quien obtuvo las enseñanzas requeridas para convertirse en un buen arreglista.  Otro de sus maestros fue Leonardo Pedroza, dueño de la Orquesta Leonard Melody, de quien Sanoja obtuvo todo lo necesario para organizar y dirigir un grupo musical con eficiencia.
Sanoja entonces hizo varios arreglos para el grupo musical de Luis Alfonzo Larrain, compuso el bolero Campesina, y lo arregló para esta orquesta y también para la Billo´s Caracas Boys.  A esta última le hizo el arreglo de Cumaná, el famoso bolero de Freddy Coronado.  Por cierto hay una anécdota de esta  época que nos contara Sanoja.  Cuando actuaba  con la Orquesta de Filo Rodríguez en el Club Yumurí del centro de Caracas, en plena Revolución de Octubre, entró al club un grupo de personas con fusiles que habían tomado en el Cuartel San Carlos y dejaron allí de 15 a 20 fusiles recostados  en la pared detrás del piano.  Al mes entró al Yumurí la Guardia Nacional buscando los fusiles y los encontró en el mismo sitio…
Tuvimos la oportunidad de conversar en 1997 con este notable músico popular sobre la década de los años 50.  En efecto, esta década posee particular trascendencia en la música popular bailable al ser escenario de grandes acontecimientos que marcaron el maravilloso desarrollo de la música caribeña.  Por una parte, desaparecieron notables orquestas como la Casino de la Playa y la de Rafael Muñoz, cuyos aportes en ritmos y sonidos dejaron sus huellas en los músicos de la región; por la otra, se consolidaron conjuntos como la Sonora Matancera (Cuba), la Orquesta de Luis Alcaraz (México) y apareció la Orquesta de Dámaso Pérez Prado.  También aparecieron nuevos ritmos como el chachachá, el mambo, la charanga, entre otros.  En Venezuela desaparecería la Orquesta de Luis Alfonzo Larrain (aunque tuvo una fugaz aparición en 1958), de grata recordación.  La Billo´s Caracas Boys llegaría a su máxima expresión musical, Aldemaro Romero y Chucho Sanoja organizarían sus propias orquestas y actuarían en diversos escenarios del país.  Fue una época también de bohemia para nuestros músicos.  Nos contaba Sanoja –que en su vida nunca fumó, bebía poco y confesaba que su vicio eran las mujeres--  que a veces, luego de su actuación en diversos establecimientos, los músicos se reunían en un sitio nocturno a cantar y bailar con acompañamiento femenino y sólo la salida del sol marcaba la despedida.  Por lo general, pagaban mediante contribución de todos, lo que consumían.  Afuera lo  esperaba Isidoro y su famoso coche que por Bs. 2.50 los llevaba a sus respectivos hogares…
Actuación y Producción Musical
En 1951 Sanoja actuaba con su conjunto musical en el Plaza Club (que se hallaba en El Paraiso) y tenía a Alci Sánchez como vocslista.  A este establecimiento iba con frecuencia el pintor Tomás Golding y  pedía al conjunto que le tocara el bolero Perfidia.  Este artista solía pagar sus tragos con sus cuadros (paisajes y naturalezas muertas) y fueron muchos los cuadros que llegaron a adornar y embellecer los salones de este club.  En el Plaza Club  Sanoja entabló amistad con Billo Frómeta, quien solía asistir a escuchar a estos artistas  y ver que melodías nuevas traían para luego incorporarlas a su orquesta.
En 1953 el periodista Arístides Borrego le propuso a Sanoja que actuara en el Canal 5, la recién inaugurada televisión venezolana.  Allí lo vio y escuchó Veloz Mancera, directivo de Televisa, quien luego lo contrataría siempre que incorporara a su orquesta unos violines.  Así lo hizo Sanoja: ensayó su nuevo grupo y actuó en el programa de las doce meridiem que Televisa tenía para hacerle la competencia al Show de Vìctor Saume de RCTV.  Alberto Beltrán, el famoso negrito del Batey, trabajó durante un año con este nuevo grupo de Sanoja.  Posteriormente RCTV lo contrató.  En este canal trabajó durante 12 años en el Show de Renny, la Canción Palmolive y el Show de  Big Ben.  En este período Paula Bellini cantó con su grupo.  Quizás el momento apoteósico lo vivió Chucho Sanoja con su música en sus célebres actuaciones, junto con  Aldemaro Romero y su orquesta, en el Hotel Avila en esos memorables años 50.  Allí llegó también al máximo de su popularidad, particularmente en los bailes de carnaval (el slogan “¡En El Avila es la cosa!” se puso entonces de moda).  Fue la época del comienzo del éxito de sus grabaciones.  En esos años Caraballo Gramcko (autor del elepé “Paula” con la Billo´s Caracas boys) se empeñó en grabar con Sanoja.  Éste, debido a su compromiso con Discomoda, aceptó finalmente pero con la condición de que el disco saliera al mercado con el nombre de su hermano (también músico) Tomás (Tommy) Sanoja.  La grabación resultó ser todo un éxito de popularidad y ventas pues además actuó Kiko Mendive, quien acababa de llegar a Caracas procedente de Argentina.
En 1962 Sanoja tocó con su orquesta en Ciudad de México.   Antes de irse  grabó y envió un mosaico con sus principales éxitos para que lo promovieran antes de su llegada, algo que estilaban los músicos de la época.  También  visitó a España con su grupo musical.
En 1963 el guarachero Víctor Pérez se incorporó a su orquesta y en ella permaneció durante cuatro años. (De aquí saldría para formar la Orquesta Sans   Souci).  Grabaron varios elepés.  El primero contenía El profesor Ruirua, Magia Blanca, Camarones y mamoncillos, La gorda, El tiburón, etc.  En 1964, para el sello Palacios, grabó Sanoja y su grupo un elepé (por un lado) en combinación con Tito Rodríguez y su Orquesta (por el otro).  Fue una grabación en vivo realizada en el Hotel El Avila.  En 1965 grabó el “Mosaico 65” con Víctor Pérez (El tumbaito, Los pollitos, Mambrú se fue a la guerra, Anabacoa, Los componedores).  Por cierto que Sanoja grabó varios mosaicos los cuales nunca enumeró y aparecieron en diversos elepés en los años 50 y 60.  En total fueron siete mosaicos.  El primero lo llamó Mosaico cubano.  A fines de los años 60, algo cansado, Chucho Sanoja desbandó su orquesta.  Regresó con nuevos bríos en 1975 y grabó un elepé con Daniel Montes de Oca y Chico Salas, entre otros cantantes.  En 1976 grabó su último elepé en el cual cantó también Víctor Pérez.  Después se retiró definitivamente de los grupos orquestales y se dedicó a trabajar en el sector publicitario creando infinidad de jingles.
Además de arreglista, Sanoja fue un insigne compositor.  En adición al bolero Campesina (ya citado), compuso también las canciones En la soledad, Magia blanca, Dime, Te puedo alcanzar, Maracaibo, Aunque parezca inútil, etc.  También popularizó muchas composiciones de autores latinoamericanos. Entre ellas, Lamento náufrago, del compositor colombiano P. Campos.
Destacaba  la Orquesta de Chucho Sanoja por su peculiar sonido  al combinar el saxo barítono con la flauta.  También sobresalió al incorporar a la orquesta los violines, el vibráfono y la guitarra eléctrica.  Grabó mas de 30 elepés.  Sanoja también fue gremialista.  Fue uno de los fundadores de la Asociación Musical del Distrito Federal y Estado Miranda (década de los 40) y de la Asociación De Autores y Compositores de Venezuela, SACVEN (década de los 50).
Jesús “Chucho” Sanoja se casó cinco veces.  Dejó ocho hijos y 17 nietos.  El pasado 11 de diciembre nos dio el adiós definitivo luego de padecer durante más de un mes de un colapso cardiovascular.  


                        

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