lunes, 12 de septiembre de 2016

E L H É R O E Q U E S E N I E G A A D E S A P A R E C E R

                               U N  H E R O E   Q U E   S E   N I E G A   A  D E S A P A R E C E R

            El domingo pasado volvió a perder Rafael Nadal.  Fue un juego de tenis extraordinario, vibrante de principio a fin.  El rendimiento de ambos jugadores (Nadal combatía contra un joven tenista francés), dentro de lo novedoso que por lo general nos presenta el famoso torneo tenístico de Nueva York, el U. S. Open, fue bastante parejo y con pocos altibajos.  La actuación del francés, Lucas Pouille  (se pronuncia “pui”), de 22 años, resultó ser una novedad inesperada, para los que no lo conocen que, indudablemente, constituyó la gran mayoría de los presentes en la nueva y novedosa cancha de Flushing Meadows.
            Por las repercusiones que tuvo el resultado de este partido, me permito presentar un apretada síntesis del evento.  En el primer set el galo presentó una actuación tan sorpresiva y casi perfecta que el tenista español no tuvo ninguna posibilidad de exhibir su acostumbrado juego pues aquél devolvió con mucha efectividad todas las boleas que Nadal le enviara.  Por eso ganó el set 6-1.  En el segundo set, afortunadamente, la reacción del tenista de Manacor no se hizo esperar superando ampliamente al francés.  Rafa lo ganó 6-2.  Pero en el tercer set volvió a predominar el tenista francés con sus buenos saques y drives que impidió el avance de Nadal y lo ganó 6-3.  Pero el español, como siempre, se negaba a perder y presionó con buenas y efectivas jugadas hasta ganar el set 6-2.  El 5to. Set, el decisivo, resultó una lucha encarnizada entre ambos jugadores pero al final nadie prevaleció y tuvieron que ir al tie-brake (algunos lo llaman en español “muerte súbita”, por el corto tiempo en que se decide al ganador pero la tendencia es utilizar la expresión inglesa).  Antes de iniciar este último se produjo una jugada tan sorpresiva que yo pensé que, a la larga, sería la definitoria del combate en favor del manacorí. El tenista galo envió una bolea alta con la intención de sorprender al español, pero Nadal no se había movido de su sitio y logró recibirla y devolverla con tanta efectividad que ganó el punto en discusión.  En el tie-brake, después de un predominio del galo, Rafa logró empatar el score 6-6.  Cualquiera de los dos jugadores había hecho méritos para ganar el encuentro.  Claro, la lógica indicaba que debido a su trascendencia y amplio currículo, Nadal debía ser el ganador.  Pero en los deportes como en la vida no siempre resulta así.  Finalmente se impuso el tenista francés.
            En este juego de tenis, no obstante, a Nadal “se le vieron las costuras”, como se dice en el beisbol.  En el deporte, como en cualquiera otra actividad, los años no pasan en vano, y la jerarquía y las efectivas jugadas que un deportista llega a realizar para destacar y llegar al tope no suelen ser eternos y en el tenis, que es un deporte para gente joven (el mayor rendimiento se obtiene antes de llegar a los treinta años), esto es determinante.  Rafael Nadal acaba de cumplir 30 años y está practicando el tenis desde los 14.  En los últimos años su salud se ha resentido: han aparecido dolencias en las rodillas y en las muñecas.  Los años 2014, 2015  y 2016 para el tenista español han sido desastrosos para el tenista de Manacor, en especial los dos últimos donde dolencias en las rodillas originaron lesiones que han producido bajo rendimiento y la consecuente derrota en un partido y hasta retiro del mismo.  En el 2015, tuvo que retirarse del grand slam de Wimbleton por fractura de su muñeca izquierda.  Este año la recurrencia de esta dolencia originó que se retirara del grand slam Rolland Garros de  París.  Tampoco asistió al  Wimbleton de 2015 por la misma causa y su deseo de que el descanso obligado le permitiera representar a España en los juegos olímpicos de Rio de Janeiro.  En dichos juegos logró una medalla de oro al jugar como pareja en los juegos de tenis dobles pero en los juegos individuales fue derrotado por Juan M. del Potro perdiendo la posibilidad de ganar cuando menos  la medalla de plata; luego la derrota que sufriera ante el japonés K. Nishikori le impidió ganar la de bronce. Las dolencias no habían aparecido pero si  el cansancio y la excesiva precaución ante la recurrencia de las mismas. Por ello pensó figurar en uno de los torneos previos al grand slam U. S, Open, el de Cincinnatti, pero estaba demasiado extenuado y tuvo que retirarse del mismo.   Luego de cierto descanso asistió al U. S. Open y ganó sus primeros juegos hasta encontrarse con la piedra de tranca que resultó ser el francés Pouille. En declaraciones en Nueva York posteriores a esta derrota admitió que no se hallaba en sus mejores condiciones físicas, debía mejorar su saque (en el juego con el francés Nadal casi siempre fallaba en su primer saque) y recuperar la efectividad de su drive (deficiencia que le restó puntos en  el mismo partido).

            Hasta el presente Nadal ha tenido un historial extraordinario como deportista.  Es el español que figura en la historia deportiva de su país como el mejor tenista de todos los tiempos.  Ha ganado 14 grand slams (el torneo más difícil y extenso de este deporte, también el más lucrativo pues otorga los más altos premios en metálico).  Tal vez por estas razones sólo hay cuatro torneos de esta categoría en el año y en diversos lugares del orbe (el de Melbourne, Australia;  el Rolland Garros en Paris, Francia;  el de Wimbleton en Londres, Gran Bretaña y  el  U. S. Open, en Flushing Meadows, Nueva York, U. S. A.).  Nadal los ha ganado todos: 9 veces el Rolland Garros, estableciendo un record bastante difícil de superar para los futuros tenistas; 1 vez en Australia y 2 veces cada uno en Londres y Nueva York.  En adición a esto, existen  más de 400 triunfos que ha logrado a lo largo de más de 15 años de actuación en los torneos profesionales de la A. T. P. y otras organizaciones tenísticas que se escenifican anualmente en diversas ciudades importantes del mundo.  Por esta extraordinaria labor Rafael Nadal ha recibido innumerables reconocimientos, entre los cuales destacan el Príncipe de Asturias, la distinción más alta que se otorga en su país a un ciudadano que destaque y ponga en alto el nombre de España, lo cual es un reconocimiento también para Manacor, el humilde pueblo español que lo vio nacer.  Además, Rafa Nadal se ha ganado el aprecio y la consideración de sus miles de fanáticos que, por su excelsa labor deportiva, tiene alrededor del mundo.  ¿Qué más desea, Rafael Nadal?  Pero como todo héroe, aparentemente, este insigne tenista se niega a desaparecer del panorama deportivo mundial.  Dice el de Manacor: “Creo que no ha llegado el momento del retiro.  Todavía me quedan dos buenos años en el tenis”, asegura.  Y luego habla con franqueza sobre el adiestramiento a que se someterá para superar las fallas que ha detectado en su juego…

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