viernes, 2 de enero de 2015

RECORDANDO A ALDEMARO ROMWERO


                RECORDANDO A ALDEMARO ROMERO

Yo recuerdo a este músico cuando me siento nostálgico por la música venezolana.   El maestro Aldemaro Romero era un compositor muy prolífico y constantemente estaba pensando en la música, de día, de noche, en sueños… la música siempre  estaba con él y era tan obsesionante que por lo general, durante las noches se despertaba pensando en temas musicales, las notas vibraban en su mente con tal frenesí que lo despertaba.  Esto sucedía con tanta frecuencia que el maestro decidió tener en la mesita de noche de su cuarto un cuaderno de notas y cuando se despertaba de inmediato procedía anotar la melodía que prácticamente “lo asaltaba” en el sueño.  Esto lo hacía simplemente porque  después dicha melodía  desaparecía de su mente y no volvía a presentarse de nuevo,  Por eso, en los primeros días cuando se percató de este fenómeno se decía que en la mañana, cuando comenzara su actividad de trabajo, lo recordaría y luego procedería a anotarlo en su cuaderno de notas.  Pero al no recordar nada, decidió lo del cuaderno de notas sobre su mesita de noche.  Muchas de estas notas que escribía de madrugada aparecerían luego combinadas dentro de las composiciones en que su prolífica mente se hallaba trabajando.
        En más una ocasión conversé con el maestro sobre este fenómeno pero él nunca tuvo a la mano una explicación sobre el mismo.  Pensé que ello podría formar parte de las costumbres o caprichos que asediaban a los grandes compositores.  En una ocasión que tratamos el asunto me comunicó que uno de los grandes genios de la música (no supo precisar quien en particular) tenía la costumbre de componer en su balcón protegido por la sombra o la presencia de un inmenso manzano, bajo cuyo influjo, según él, había concebido sus mejores obras.  De acuerdo a esta referencia, dicho compositor se hallaba en el medio de la composición de una sinfonía cuando se presentó una borrasca y él tuvo que dejar el balcón y guarecerse en la casa.  Cuando reinició el trabajo compositivo en su estudio, se asombró al constatar que las nuevas melodías no fluían a su mente.  Estuvo insistiendo por horas sin ningún progreso.  De madrugada, cuando cesó la tempestad y retornó el silencio a la comarca, al maestro se le ocurrió retornar al balcón.  Ubicó en él tanto la silla como el candil y la pequeña mesa que utilizaba para estos menesteres, acomodó su cuaderno de composición sobre la mesa y procedió en su trabajo compositivo.  Se asombró de que las ideas musicales volvían a su mente y se combinaban admirablemente con las notas que ya estaban escritas.  En medio de la noche, alumbrado por el candil, nuestro compositor procedió con su obra creadora luego de levantar la mirada y observar el inmenso manzano un largo rato y agradecerle interiormente su maravillosa protección….
        Pese a mi insistencia, Aldemaro Romero no pudo recordar el nombre del compositor de marras.  Pensando sobre el asunto creo que esta historia fue fruto del ingenio del maestro y fue una manera elegante de decirme que la creación tiene infinitas maneras de presentarse en el ser humano y que no necesariamente necesita una explicación de sus procederes.  Lo cierto es no volví a insistir con el maestro sobre el nombre del susodicho compositor….
        Aldemaro Romero fue un compositor venezolano nacido en Valencia en  1928 y fenecido 79 años después en la ciudad de Caracas.  Inicialmente fue un compositor de música popular y director de orquesta de música bailable venezolana y caribeña.  También fue escritor sobre temas musicales, en especial sobre los diversos tipos de joropo, la música nacional de Venezuela, que tiene la particularidad de tocarse de diversas maneras en el llano, centro y oriente del país sin que ello atente contra su idiosincrasia pues la melodía sólo presenta diferencias en el tempo y la lentitud o rapidez con que se toca la melodía.  También condujo una investigación (y escribió) sobre los orígenes del merengue venezolano que lo llevó a indagar en la música popular española.  El merengue fue una música popular del país que por ser bailado en burdeles y otros sitios de baja estola era despreciada por la encumbrada sociedad de las ciudades del centro del país.  Fue necesaria la perseverancia de Luis Alfonzo Larrain, otro músico venezolano, director de orquesta de música bailable, para finalmente imponerse y ser bailado por la sociedad caraqueña de la época de actuación de su orquesta de bailes (1937-1955).
        Volviendo a Romero, este compositor venezolano tiene memorables obras del cancionero popular que serán eternamente recordadas  como Me queda el consuelo, Carretera, De repente, Conde a Principal, Quinta Anauco. Caracas Cuatricentenaria y muchas otras que no acuden a la mente en este momento.  También compuso música clásica, entre ellas un Oratorio a Simón Bolívar  y muchas tocatas e innumerables música de cámara pero su composición más conocida y tocada por muchas orquestas sinfónicas del hemisferio occidental es Fuga con Pajarillo, una tocata donde mezcla admirablemente ambos tipos de música de una forma tan admirable que es una extraordinaria composición.
        Por cierto en una ocasión, casi al final de una de las numerosas entrevistas que tuve con este músico en el proceso de escribir su biografía, viendo la facilidad como componía, pensando también en el compositor Isaac Albéniz y su renombrada Suite Española, y considerando los variados tipos de música (todos  bellos) de las diversas regiones del país, se me ocurrió recomendarle al maestro Aldemaro que  compusiera música representativa de esas regiones, su contestación fue clara y determinante: “Si usted o cualquier otra persona me contrata con ese propósito, yo me aboco a hacerlo.  Usted sabe, profesor (así me decía), yo vivo de la música”. No sé si en ese momento también él pensaría en Albéniz y no quería imitarlo.  En todo caso esta fue una manera elegante de eludir la situación y salirse del problema.  Por supuesto, si yo hubiera tenido el millón de bolívares que el maestro aspiraba,  con mucho gusto lo hubiera contratado.


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