De repente, saltó mientras despertaba en la cama... Miró a su derredor en pánico por José y, gracias a Dios, lo vio dormido, enrollado en la sábana, dándole la espalda. Por lo que había soñado, tenía que hablar con él. Extendió la mano y sacudió su hombro pero el hombro quedó adherido a su mano, su brazo completo se vino adherida a ella. Con horror se dejó caer en la cama. Entonces agarró la espalda, pero toda la espalda se desintegró al tocarla. Luego, desesperado, se aferró a él --lo que consideraba que era José-- como una tenaza, como si, angustiado al extremo, se aferraba a la vida, pero, pieza por pieza, José se fue desintegrando, desenrollándose en sus manos y desapareciendo en el aire hasta que llegó al mero colchón... Lo que había pensado que era José resultó ser el apilamiento de la ropa de cama...
(OTRO TEXTO)
....Lo que queda es el recuerdo de un momento junto a los seres queridos, los amigos, un concierto, un espectáculo, uno que otro recuerdo de la infancia o de la adolescencia. Somos la acumulación de estos y otros recuerdos...
... La vida comienza con uno y termina con uno.
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