sábado, 21 de septiembre de 2019

Cuento:: LIO FARANDULERO




          Claro que cuando yo llegué ya el jaleo estaba armado y la radio vociferaba sobreel lío de Willie Colón y Rubén Blades como siempre lo hacían sobre todos los espectáculos de la farándula quizás porque casi nunca veía televisión no le paró mucho a lo que decía la radio de que si Wllie no quería tocar más con Rubén porque era un tramposo  o muy roñoso o quería jefaturar el solo la orquesta o qué se yo, al principio yo no entendía porque Jacinto luego le gritaba y le reclamaba a mi hermana sobre el asunto usando esos modismos que él aprendió en la fábrica y que Dora de tanto escucharlos al fin logró descifrarlos que para nosotros el abuelo y yo era como si hablara en chino solo que el abuelo estaba triste con lo que pasaba, creo yo, porque mantenía la vista apagada y una actitud pasiva de vez en cuando emitía una opinión sobre algo  observaba la reacción de los demás y volvía a encerrarse en su mutismo con quién sabe qué pensamientos como aquella vez del lío Colón-Blades según Dora me contó espontáneamente mucho después cuando nos recuperamos de nuestra mutua aflicción y ella rememmoraba los antecedentes de aquel de infausto episodio como  una manera de también recordar a Jacinto que desde entonces  se perdió de todo esto.  Dora recordaba que la radio no dejaba de comentar ese lío farandulero y ensimismada y preocupada como si Willie o Rubén fuese su hermano y ellos ya irían a caerse a trompadas y uno de los dos sacaría un revólver y acabarían el asunto a la mejicana; entonces el abuelo se levantó de su asiento y gritó aquí ya no se puede vivir atormentado uno por esa peliadera a cada rato o la radio a todo volumen y luego dirigiendose a su asiento comentó con nostalgia que la vida en este edificio de apartamentos era similar a un colmenar pues un eterno barullo iba de apartamento a apartamento o de piso en piso questión que a él le molestaba y ¡carajo! volvía loco a cualquiera y que él prefería la usanza antigua cuando era joven y la vida en las casas de vecindad era más tranquila pese a que cada cuarto era una familia distinta pero no fue en ese momento cuando la pescozada voló y nos sorprendió al abuelo a Dora y a mí como sorprende la luz enceguecedora del relámpago en la noche para anunciar la inminente llegada e la lluvia,  Ello sucedió cuando me disponía a entrar a mi cuarto a guardar lo que traía y encerrarme como acostumbraba a escuchar también mi música pero quedamente para no perturbar al abuelo ni para que Dora o Jacinto empezaran con sus comentarios de que ya empezó éste con su música de muertos o el grito destemplado de Jacinto de apaga esa música de muerto muchacho del carajo que haría cesar todo sonido melódico en mi cuarto pues yo apagaría el picó temeroso de que Jacinto fuera a reventar la puerta y me amenazara con destrozar el aparato o con botarme los discos total no vale la pena entre resignado y chorreado y me prepararía para acostarme o para visitar a José Manuel a quien si le gustaba la música clásica como a mí por supuesto que yo podría gritarle a Jacinto la verdad en su cara para que me dejara tranquilo pues uno de vez en cuando tiene que enseñar los dientes como hacen los perros para que lo respeten a uno y entonces Jacinto no se pondría con esa fanfarronería y me dejara solo con mi música si yo me atrevía a contarle a Dora las veces que lo ví en el cine con Rosalía la jovencita del apartamento 18 o de la vez aquella en que yo transitaba por la acera del motel Moruco y nos tropezamos cuando él iba a buscar la llave de la habitación mientras Rosalía lo esperabaen su cacharro pero no le decía nada a Dora para que no se armara la de San Quintin y poque además soy enemigo de los chismes pero ahora que contemplo al abuelo me arrepiento de no haberlo hecho claro que en una ocasión Dora me comentó lo del lío de Willie con Rubén pero yo ni siquiera le puse atención porque Dora siempre estaba pendiente de las noticias de la farándula y hacía de cualquier chisme un rollo de tal magnitud que legba a fastidiar de veras el oirla con esa cantaleta todo el santo día y yo tenía que tomar las de Villadiego para descansar de ella y me apenaba mucho con el abuelo pues él si tenía que quedarse en el apartamento y calarse ese riquirriqui  por supuesto que lo del lío de Willie Colón-Rubén Blades ocurrió meses atrás y ahora cada quien anda por su lado meténdole a la salsacomo los buenos particularmente a mi me gustan ambos pero nada más que para bailar o para oírlos de vez en cuando pero en esa oportunidad Dora lo tomó como el comentario del día y nos hastió a más no poder pues la noticia apareció primero en los periódicos y luego en la radio por lo menos en la estación que Dora escuchaba y tanto ella como la radio nos fastidiaron con los miles de razonamientos que justificaban a uno y otro cantante salsero y Jacinto molesto por tanta lata amenazó una y otra vez a su mujer hasta que finalmente ella se olvidó del asunto pero ahora la cuestión volvió a trinar en nuestro apartamento porque José Feliciano que acababa de llegar al país para una gira artística declaró a la prensa farandulera que Rubén Blades era un pillo pues éste había grabado en salsa "Puedo vivir del amor" y lo incluyó en un disco LP y ni siquiera reconoció la autoría de Feliciano  y eso fue suficiente para que la estación e radio esa que escucha Dora comentara el asunto y trajera al tapete el lío deWillie-Rubén y por su puesto ese sábado en la mañana Dora escuchó la nueva noticia y la empató con la otra y se embarcó en una defensa de Rubén y la atmósfera comenzó a caldearse en el apartamento y Jacinto comenzó  primero a gruñir y luego a gritarle a Dora que se cansara de eso, dejara el asunto y apagara la radio que él ya se sabía de memoria esa historia y Dora no le hizo caso  porque ya se había enterado de los amoríos de Jacinto con la jovencita del  apartamento 18 y esa era una manera de vengarse y entonces fue cuando yo llegué al apartamento y pasé junto a los dos y caminé entre tanta metralla pues no cesaban de gritarse entre sí de todo menos bonitos tienes los ojos y los detalles del asunto Rosalía-Jacinto saltaban de una boca a la otra justificándolos o denigrándolos según fuera el caso y la radio seguía encendida con el lío Willie-Rubén y los ojos del abuelo que miraban alternativamente a uno y la otra mostraban mucha preocupación y cuando yo abrí la puerta de mi cuarto y volteé a observarlos nuevamente en su discusión atiné a ver la pescosada que volaba y se estrellaba en el mentón de Dora y la lanzó trastabillando sobre el piso hasta golpearse cn la mesa y caer y luego Jacinto la agarró por el pescueso y la levantó del piso y empezó a darle golpes y entonces me sorprendí cuando el abuelo se levantó furibundo de su asiento y corrió hacia ellos pero no pudo llegar pues en medio de su carrera dio un grito y cayó de bruces en el centro de la sala y fue cuando los otros cesaron de pelear y los tres corrimos hasta el sitio donde se hallaba el abuelo y jacinto lo levantó del piso y lo colocó sobre el sofá  pero ya era tarde y por primera vez hubo silencio en el apartamento y quizás en todo el edificio mientras los tres contemplábamos yo más desconsolado que ninguno el cuerpo inanimado del abuelo ....

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