jueves, 20 de septiembre de 2018

RECORDANDO A ROMULO gALLEGOS - Parte I

     

          El hombre es un ser pensante y no hay mejor mente, mejor productor de pensamientos que un escritor: él imagina historias, crea personajes, elucubra fortuitas creencias, analiza situaciones, verifica circunstancias, resuelve cambios o mayores situaciones en busca de la solución de un conflicto, la conducción de jóvenes mentes por el sendero adecuado, la combinación de impresiones con la intención de precisar una situación histórica o la solución de un enigma.  Todos estos elementos  y otros que en este momento escapan a mi mente se encuentran en la labor educadora, en los cuentos y las novelas de Rómulo Gallegos, el excelso escritor venezolano. 
          Alguien dirá  que es posible que estos elementos del pensar humano sean utilizados en una forma u otra por cualquier escritor.  Tal vez.  Pero es como el lenguaje.  Uno habla un determinado idioma y al comunicarse con él trasmite ideas que permiten relacionarlo con los demás o alcanzar un determinado propósito.  Un escritor puede llegar a trasmitir estos conceptos pero pocos conseguirán obtener objetivos educativos o escribir historias con un solo propósito: liberar a su pueblo.  Todo lo que hizo en vida Rómulo Gallegos fue con la intención de liberar del atraso a  su país, Venezuela.
          Nacido cuando ya el siglo XIX comenzaba a declinar en una
 Caracas en plena aparición de sus luego recordados techos  rojos, Gallegos comenzó a venerar a su ciudad y su país desde su infancia cuando fraguaba pequeñas historias sobre Caracas o se enfrascaba en la lectura de todo lo que pasaba por sus manos en los días que todavía no se había percatado de la tragedia que vivia su nación: el ser constantemente asediada por la ambición militar. 
          A principios del siglo XX ya Cipriano Casro y Juan Vicente Gómez habían penetrado en el Táchira (en los límites con Colombia) con su ejército con la intención de llegar triunfante a Caracas, la capital de Venezuela.  Y lo lograron.  No encontraron resistencia a lo largo del camino y la ciudad estaba tan desguarnecida que penetraron en ella sin disparar ni un tiro.  Cipriano Castro había intentado con anterioridad la misma hazaña sin mayor suerte pero esta vez se hallaba delirando de alegría en la Casa de Gobierno ubicada en el centro de la población.  Tanta alegría para una triste consecuencia para la nación pues su propósito era apoderarse del gobierno para enriquecerse y dilapidar los dineros del tesoro nacional.  En esos días Venezuela se hallaba en deuda con paises europeos que, al no recibir pago alguno, intentaron bloquear en 1902 las costas venezolanas.  La intervención de los Estados Unidos evitó males mayores.  Castro, como era de esperarse, celebró la retirada de los buques europeos con una fiesta.  Tanta festividad improductiva lo enfermó de cirrosis hepática.  Como no se curaba en el país decidió mejorar la salud en el extranjero.  En 1908 abandonó a Venezuela y a los pocos días Juan Vicente Gómez, su compadre, lo traicionó.  Como siempre el ingenuo país que era Venezuela creyó en su palabra de gobernante y lo apoyó porque también esperaba un mejor porvenir.  Gómez estuvo gobernando con mano de hierro durante 27 años y murió en el poder (1935).  Pero Gómez no fue un gobernante tonto.  Sabía que otros ambiciosos (igual que él y Castro en su momento) tratarían de derrocarlo.  Organizó el Ejército y creó la Escuela Militar e hizo que en el futuro los soldados ingresaran al Ejército a través de la Escuela Militar. Hizo de Maracay una ciudad rodeada de cuarteles y vivió en ella el resto de sus días.  El petróleo comenzó a surgir en el Lago de Maracaibo y luego en otras regiones y Gómez se convirtió en el hombre más rico del país.  Muchos trataron de derrocarlo pero se estrellaron en la estructura militar que los defendía.
          Entretanto Rómulo Gallegos se dedicó a la educación en la ciudad de Caracas.  Su ambición inicial fue formar juventudes que buscaran el beneficio y el enaltecimiento de la República.  También lo atraía la literatura y sin abandonar la educación comenzó a escribir sus historias.  En 1928 apareció impresa "Doña Bárbara", su tercera novela que lo hizo famoso en Venezuela y el  mundo.  Pronto comprendió que el pais debía organizarse de manera diferente y que se debía aprovechar la muerte de Gómez para que el país dejara de ser gobernada por militares, que fuera dirigida por civiles. (Un loable pensamiento pero ¿quién le pondría el cascabel al gato?).  Con estas ideas se unió a Acción Democrática, un partido político nuevo que abrazaba sus mismas ideas. Por eso A.D. lo lanzó como candidato a la presidencia de la república en las elecciones de segundo grado que se escenificaron en 1941 en el congrso nacional, oponiéndose al General Isaias Medina Angarita, el candidato del gobierno.  Ni él ni su partido pensaron que llegaría a ganar esta elección pero creyeron que la imagen de Gallegos (conocido en el pais por su éxito con "Doña Bárbara") le daría al partido una nombraría nacional y lograría así incrementar sus miembros tanto en la capital como en el resto del país. El General Medina fue nombrado el nuevo presidente de Venezuela.  En 1945 otros militares derrocaron a Medina pero esta vez se unieron al partido Acción Democrática para formar un gobierno cívico-militar con  Rómulo Betancourt, líder de A.D., que negoció con los militares y logró la presidenciadel nuevo gobierno.  El Teniente-Coronel Marcos Pérez Jiménez, uno de los líderes de los militares aceptó pues nada sabía de cómo dirigir al país.  Pero se puso al frente del Ministerio de la Defensa para aprender a hacerlo y también para vigilar a Betancourt.  Éste no perdió tiempo y empezó a organizar su partido en todo el país.  Para diciembre de 1947 se organizaron las elecciones del presidente de la república y de los miembros del congreso nacional, por primera vez en Venezuela por el voto libre y secreto de todos los venezolanos. Para no quedarse atrás los otros partidos mayoritarios también nombraron sus candidatos a la presidencia de la república: Rafael Caldera, por el partido Copei y Jóvito Villalba por el partido Unión Republicana Democrática.  Ganó Rómulo Gallegos la presidencia de la república y asumió el cargo a principios del año 1948.  Fue una fiesta nacional.  Después de la investidura en el congreso nacional hubo un baile (el único que se hecho en los salones del congreso después de una elección presidencial) y actos diversos en la ciudad. Entre ellos, un espectáculo folklorico en el Nuevo Circo de Caracas donde estuvieron representados todos los cantos folklóricos de las diversas regiones del país en honor al presidente de la república quien asistió al espectáculo.
          Cuando las aguas volvieron a su nivel, Gallegos se enfentó al empinoso camino que significaba gobernar a un país que hasta ese momento había sido mayoritariamente dirigido por militares.  No tuvo que pensar mucho cuando se percató que lo que tenía que hacer era contener a los militares quienes, al terminar las fiestas, comprendieron que cada día se alejaba más la posibilidad de dirigir directamente al país. Y comenzaron a circular los rumores sobre sus intenciones de mando. Betancourt y Gallegos se dieron cuenta de ello.  El mismo Gallegos le salió al paso con una serie de reuniones con los cabecillas militares donde él trató de que ellos aceptaran la importancia de su papel fuera del gobierno. Las charlas del presidente se tornaron famosas entre los cabecillas militares quienes a su vez le hicieron ver al presidente la importancia del poder militar en el país.  El presidente lo aceptaba como poder pero a su vez les hacía ver la importancia del  poder que representaba el pueblo y la conveniencia de cambiar dirigentes en el gobierno periodicamente mediante elecciones.  Gallegosdemostraba pasión en estas reuniones y se preocupaba porque las dudas de los militares tuvieran repuestas satisfactorias, dominó con su labia y la magistratura de su posición las reuniones; los militares mostraron respeto y consideración por el ptrsidente, éste se apoyó en el para ir sembrando un enfoque diferente de la situación nacional pero poco a poco Gallegos se fue convenciendo de que una cosa era el respeto por sus ideas y posiciones y otra lo que  los militares querían y hacían fuera de las reuniones.  El presidente y los líderes adecos comprendieron la posición cada vez más débil del presidente.  La solución no podía ser un levantamiento popular en favor del gobierno pues el país no estaba preparado para ello: lo harían los miembros del partido Acción Democrática pero no  los miembros de los otros partidos mayoritarios pues no predominaba entre los miembros de  los otros partidos conciencia cívica necesaria para ello.  Además era probable que los militares ya supieran cuales eran los líderes adecosy al decidir tomar el gobierno serían los primeros en ser apresados.  Por ejemplo, Betancourt sabía que él sería el primero porque ya había tomado la precaución de mudarse cerca de la embajada de Colombia.
          Las reuniones continuaron aunque cada vez fueron  menos frecuentes o intensas hasta que el presidente decidió no continuar con ellas pues ya no tenían razón de ser.  El levantamiento militar finalmente se produjo el 18 de octubre de 1948. Hubo toque de queda ese día y los siguientes y ninguna actividad hubo en Caracas el 18 y el 19.  En la noche del 18 se escuchó por la radio un decreto militar donde se indicaba la toma del gobierno y las razones que tenían los militares para hacerlo.  El presidente Gallegos fue expulsado del país y se dirigió a Cuba.  Rómulo Betancourt ya estaba asilado en la embajada de Colombia.  Muchos líderes adecos fueron apresados... el país se preparaba para ser nuevamente gobernado por los militares ...

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