martes, 21 de agosto de 2018





                     UN RECUERDO DE BILLO FRÓMETA

       La mente, por lo menos, mi mente, es algo fantástico.  Tiene la facultad de guardar las vivencias que cuando me suceden no parecen ser tan importantes que cuando se recuerdan mucho tiempo después.  Y si el recuerde aparece y te despierta a las dos o tres de la madrugada, no importa que sea música (como en este caso), sino el hecho de su aparición. Muchas de las historias breves que aparecen aquí son procucidas de esa manera.  A veces me despierto con una determinada música o recordando a un determinado personaje o sobre un deporte u otras historias que luego aparecen com artículos d prensa.
        En esta caso particular, la música se va desglosando con una exactitud, con una fidelidad a la música original que no dja de ser sorprendente.  Así funciona mi mente y, más concretamente, mi memoria.  Yo adoro la música, cualquier tipo de música y si me gusta, tengo la tendencia a memorizarla.  La otra noche me desperté de madrugada con la música de un disco que la Orquesta Billo´s Caracas Boys grabó en la ciudad de Caracas, en el estudio que la Casa Phelps en la Avenida Urdaneta de esa ciudad.  Todavía Billo Frómeta no tenía su firma disquera (la fundó alrededor de 1955 y grababa música popular bailabe en 78 revoluciones por minuto, por ambas caras, y luego los vendía en el mercado interno de Venezuela y en las islas antillanas.  La tuvo durante varios años pero cuando descubrió que su administrador lo estaba robando, pues sus ganancias mermaban cada año, decidió cerrarla y grabar dos veces al año con una de las disqueras del país. 
       Bien, en esa ocasión grabó un disco de 78 r.p.m. que por un lado tenía el bolero "Ya no tequiero", de Aldemaro Romero, y por el otro lado la guaracha "La  última guaracha", de Manuel Desman, un músico venezolano que trabajaba en esa orquesta.  Lo fantástico, por lo menos para mí, es que mi obsesión con esta orquesta era tal que conocía toda su música bailable que tocaba y algunas canciones (por ejemplo, estas dos) las sabía de memoria, quiero decir, no sólo las letras de las canciones, también los compases de la música que tocaban saxofones, trompetas, piano, etc.  Entonces esa noche mi memoria reprodujo en mi mente la letra y música del bolero de Aldemaro, que es bellísima y los compases musicales del bolero que acompañaban la letra cantada por Miguel Briceño, el cantante de boleros de la orquesta. He aquí dicha letra:

                    Ya no te quiero, ahora te odio y te desprecio
                     para mi vida ya tu cariño no tiene precio.
                     Porque eres mala, porque mi vida martirizaste
                    con el veneno de la mentira tu la mataste.
                    Ya yo no quiero volver a hallarte en mi camino
                     ahora mi vida se encuentra libre de tu destino.
                     Porque hasta el llanto que por mi suerte tu derramaste
                     era fingido como las cosas que me juraste.

Lamentablemente yo no aprendí a escribir música para volcar aquí, en un pentagrama, la melodía de ese molero y ustedes pudieran apreciarla magnitud de lo que lesdigo. Por supuesto, en el caso en que ustedes sean músicosy puedan leerlas; en caso contrario, estarían como yo.  Imaginense, como yo lo hice esa noche, la música de este bolero, mientras el bolerista de la Billo´s lo cantaba, sólo que yo si escuché los compases de saxofones y trompetas ¡que
mi mente había memorizado!
        En relación a la otra canción, "La última guaracha", se produjo una situación similar:  mi mente reprodujo a toda la orquesta  entonando la introducción de la guaracha, luego al guarchero Manolo Monterrey cantando la letra de la misma:

                    Este es el ritmo  de la última guaracha
                    que cadenciosa va marcando su compás
                    este es un ritmo sabrosón, que marca el paso retozón
                    vamos mi negra que es la última guaracha.
 
     (coro)     Esa es ...  Esa es ....
  (Manolo)   ¡La última guaracha para bailar!
     (coro)     Esa es ... Esa es ....
  (Manolo)   Ni la primera, ni la segunda, ni la tercera...

         Luego hay un intercambio de orquesta y cantante con el
         estribillo (tres veces); después interviene el coro y  la
         trompeta (dos veces); continúa la intervención del piano
         con su melodía; finaliza la orquesta en pleno entonando
         la melodía y terminando la guaracha.



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