LA
MESOPOTAMIA O EL FERTIL CRECIENTE
En el desarrollo de la agricultura y
la ganadería en el mundo las diferencias geográficas en cierta manera
influyeron en la producción de alimentos.
En algunos lugares nació este desarrollo al domesticarse las plantas y
los animales locales. Pero la mayoría de las regiones del orbe
importaron la forma de cultivos y
animales que ya habían sido domesticados en otros lugares. Estos lugares fueron: La Mesopotamia o
Creciente Fértil (en inglés lo denominan
Fertile Crescent), en el Cercano Oriente, que luego se exportaron a otros
sitios de Eurasia y a Europa; igual proceso se produjo en China y sus
alrededores, al sur del África, California, Chile y el suroeste de Australia.
De todas
regiones fértiles principales la más importante es La Mesopotamia, que existió
entre los ríos Eufrates y Tigris, en Jordania e Irak y luego se extendió a
Siria y territorios de Turquía, en
sitios donde predominaba el clima mediterráneo.
Este clima se caracterizaba por ser relativamente suave, influido por un
invierno lluvioso y un verano largo y caliente.
Cabe destacar las siguientes ventajas de la zona del clima mediterráneo:
1)
La
zona se caracterizaba por tener especies de plantas anuales cuyas semillas se
mantenían latentes en el subsuelo durante la temporada seca para luego lograr
un rápido crecimiento con la llegada de las lluvias. Predominaban plantas anuales que desaparecían
en el verano. Muchas de estas plantas
usaban sus energías para producir buenas semillas que germinaban con la
aparición de las lluvias. No gastaban
esas energías en la producción de ramas y madera. Entre estas plantas anuales se hallaban los cereales y las legumbres que eran
comestibles para los humanos. En esta zona se producían seis de los doce
cereales productores de cosechas del mundo. Destacaron el trigo y la cebada.
2)
En
la flora de La Mesopotamia abundaba de manera salvaje los progenitores de
muchos cereales y legumbres altamente productivos, cuyas cosechas aprovecharon
los primeros cazadores-recolectores humanos, hace por lo menos 10.000 años
atrás, tan abundantes que podían obtenerse (en cereales) una tonelada de
semillas por hectárea que producían 50 kilocalorías de alimento-energía y sólo se
requería un kilocaloría para producirlos.
Al recoger grandes cantidades de alimentos que habían crecido
salvajemente, los cazadores-recogedores lograron almacenarlas y utilizarlas
como alimento el resto del año. Con el
tiempo y ante la facilidad para obtener alimentos los cazadores-recolectores perdieron
su condición de tal al establecerse en caseríos y pueblos de la zona y vivir de
sus cultivos.
Los cereales de La Mesopotamia
fueron tan productivos en su forma
salvaje que pocos cambios debían hacerse para mantener la producción. Comenzaron por romper la tendencia natural de
la dispersión de las semillas y prevenir la germinación. Esto se
produjo automáticamente tan pronto el ser humano empezó a cultivar las
semillas en el campo. Ello se conoció
como la domesticación de los cereales.
Así, se comenzó la producción anual de las semillas para estabilizar la
producción de las cosechas. Este
fenómeno se produjo no sólo en La Mesopotamia sino también en China y en África
(en el Sahel).
3)
Contrasta
esta rápida evolución de la producción del trigo y la cebada en La Mesopotamia con la historia
del maíz en el Nuevo Mundo. El probable
progenitor del maíz fue una planta salvaje llamada “teosinte”, que es muy
diferente al maíz de nuestros días tanto en su semilla como en su estructura
floreal, cuestión que ha inducido a un
largo debate entre los botánicos. El
salvaje teosinte ha debido impresionar poco a los cazadores-recolectores por su
baja productividad en su estado salvaje si se le compara con el trigo. También
en su baja producción de semillas y en la producción de éstas dentro de duras
cubiertas. Para convertirse en una
cosecha útil el teosinte tuvo que sufrir violentos cambios en su estructura biológica,
aumentar drásticamente su producción de semillas y, en su evolución, eliminar
la dura cobertura de sus semillas.
Todavía los científicos debaten la duración de esta evolución en
centurias o milenios para que en América se lograran estos cambios o para que
una pequeña tusa, del tamaño de un pulgar humano en el teosinte se transformara
en la tusa del maíz de nuestra época. Se
estima que este contraste entre el desarrollo del trigo y el maíz fue un factor
muy significativo en el desarrollo humano en el Nuevo Mundo y la Eurasia.
4)
Otra
ventaja en la flora de La Mesopotamia es la que incluye un alto porcentaje de
hermafloritas (plantas que tienen los dos sexos y se auto-polinizan aunque
pueden ocasionalmente cros-polinizarse.
Recuérdese que la mayoría de las plantas se cros-polinizan, es
decir, tienen uno de los sexos y
dependen de otro individuo de su especie con el sexo opuesto para la polinización
o reproducción. De los primeros ocho
cultivos domesticados en La Mesopotamia todos fueron hermafloritas. El trigo, entre ellos, tiene la ventaja de su
alto contenido de proteínas, del 8% al 14%.
En contraste, los más
importantes cultivos de Asia y América,
el arroz y el maíz, tienen un bajo contenido proteínico, lo que representa un
problema nutricional significativo. Por
último, de las 56 especies de yerbas productoras del mundo 32 se producían en
La Mesopotamia. Además, ésta posee la
más larga zona de clima mediterráneo lo que favorece la evolución de su flora
de un alto porcentaje de sus plantas anuales y una amplia diversidad de estas
plantas anuales.
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Bibliografía: Jared Diamond ´s Guns, Germs and Steel, the fates of human societies, W. W. Norton %
Co. Limited, New York, 2003.
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